En medio de una realidad que cada vez exige más agilidad, presión laboral y situaciones que aumentan los niveles de estrés e incertidumbre, es clave priorizar el bienestar interior. Cuidarse por dentro es, sin duda, una de las formas más importantes para lograr el bienestar exterior.
De acuerdo con Diana Castañeda, docente de la Escuela de Estudios en Psicología, Talento Humano y Sociedad del Politécnico Grancolombiano, los contextos, escenarios y diferentes ambientes en los que las personas se desarrollan siempre van a influir de manera directa en todo el ser, pues lo que afecta a un sistema, afecta directamente a otros.
“Una persona con anhedonia (incapacidad de disfrutar las cosas) es probable que no se levante de la cama, que no se bañe, que no se arregle y que no se vista acorde a sus requerimientos cotidianos, y esto retroalimenta su estado emocional: es como un círculo, porque finalmente como es por dentro, es por fuera”, explica.
Por eso, la docente recalca la importancia del concepto de salud, tal como lo define la Organización Mundial de la Salud (OMS): un estado total de bienestar físico, mental y social. “Eso quiere decir que debemos trabajar permanentemente en la adquisición de hábitos saludables que se relacionan directamente con la producción de neurotransmisores, que son responsables de regular nuestros estados anímicos”, dice Castañeda, y aclara que aunque el bienestar físico comúnmente se relaciona con la imagen física, este va más allá e integra condiciones de salud emocional.
Si bien el cuidado físico es importante para lograr un balance entre el bienestar interior y exterior, también es clave trabajar en las emociones y en el diálogo interno, comenta Daniela Martínez, psicóloga clínica especialista en infancia, adolescencia y familia. También afirma que es importante inculcar estas dinámicas personales en los niños y en los más pequeños para que puedan crear rutinas e identificar aspectos de autocuidado.
¿Cómo lograr un bienestar general?
Cuidarse desde adentro implica llevar a cabo acciones concretas como una buena rutina del sueño, alimentación balanceada, actividad física y espacios de interacción social, entre otros. “Las acciones realizadas de forma constante y adecuada a las necesidades de cada uno generan sensación de bienestar y mejoran la disposición para asumir nuevos retos. Esto dependerá de los gustos, experiencias previas y creencias de las personas”, menciona Martínez.
Eso mismo cree Ximena Pérez Arce, psicóloga clínica de la Universidad del Norte. Según explica, la alimentación y la actividad física son piezas claves en el objetivo de sentirse bien. No obstante, el ejercicio es un antidepresivo natural, pues estimula a nivel neurológico determinadas áreas del cerebro que ayudan a oxigenarse, lo que da una sensación de bienestar y estados de tranquilidad más extensos. “Cuidarse desde adentro se refleja en el exterior. Sientes a las personas muchísimo más tranquilas, se ven mucho más sonrientes, y su comportamiento verbal y no verbal genera tranquilidad y ecuanimidad”, finaliza.