En el municipio de San Jacinto, región de los Montes de María, del departamento de Bolívar, hoy todos reconocen a Luis Alberto Carbal como un líder social. No nació líder ni lo heredó. Paradójicamente, desde niño fue una persona introvertida; quizá porque el distanciamiento social le facilitó resguardar el secreto que solo tuvo la fuerza de compartir con sus padres a los 19 años, al contarles que le atraían los hombres. A puerta cerrada, en casa, hubo lágrimas, y también abrazos; pero del otro lado, discriminación y rechazo; “sin embargo, allí empezó la vida que tenía que vivir, me sentí libre”, cuenta emocionado.

Su historia personal lo llevó a convertirse, en principio, en defensor de sus derechos, y al avanzar en esa tarea decidió hacer valer los de la comunidad LGTBI de San Jacinto. “Hay muchas personas que están pasando por el mismo proceso que tuve que vivir. Un día, por ejemplo, llegué a una institución a pedir una información, y no me atendieron; me dijeron que esperara, y allí estuve, siendo testigo de cómo recibían a todo el que llegaba mientras yo permanecía sentado. Cuando me quejé, ni me respondieron. Solo por ser homosexual. Me sentí chiquitico. Eso es doloroso”, relata.

Hoy Luis Alberto tiene 39 años, es sastre, arte que heredó de su mamá quien es modista. Y cuenta que su vocación de líder se fortaleció hace apenas un año cuando decidió hacerle frente al rechazo gracias al trabajo de empoderamiento en el que avanza desde el 2020, a través del Programa Somos Comunidad, una iniciativa de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos de América (USAID) y la Fundación Panamericana para el Desarrollo (FUPAD) que busca fortalecer los sistemas de seguridad y promover la inclusión social en las zonas más afectadas por el conflicto armado en el país.

Luis Alberto Carbal, líder social de San Jacinto, región de los Montes de María. | Foto: Cortesía Fupad

“El trabajo de Somos Comunidad en el municipio ha sido determinante para lograr que la Policía Nacional, la Alcaldía y los colegios, sean incluyentes con la comunidad LGTBI. Se podría decir que en términos de tolerancia hemos avanzado un 50 por ciento. Ahora las puertas de las instituciones están abiertas para nosotros. En mi caso, entro y salgo y ya nadie me mira raro. Antes no era así. De hecho, los miembros de la Asociación Arkoíris que dirijo, todos homosexuales, nos reunimos en la cancha de los bomberos”.

Para Luis Alberto todos los que se han querido sumar a la defensa de sus derechos en San Jacinto son líderes. “Este municipio está lleno de ellos, y esa confianza se la debemos a Somos Comunidad”, concluyó.

Si el liderazgo muere, las comunidades se acaban

Los 13 años que Carolina Mosquera le ha dedicado a la comunidad de Lomitas, en Santander de Quilichao, es gracias a lo que aprendió de su abuela, su mamá y sus tíos, quienes han luchado por la defensa de los derechos humanos en el territorio. Por eso su infancia transcurrió entre reuniones comunitarias, marchas y actividades sociales, como hoy también lo hace su hija. Es la coordinadora del Consejo Juvenil del Palenque en la vereda Lomitas, de su municipio, además de Consejera municipal y departamental de Juventud en el Cauca y la Alianza Global de Jóvenes Políticos (Aglojoven).

Carolina tiene muy claro hasta dónde quiere llegar: “una alcaldía o gobernación, por qué no, a la presidencia, a un algún espacio desde donde pueda seguir sirviendo al territorio, para poder llevar las necesidades de mi gente a esos escenarios, que trasciendan, y convertirlas en oportunidades y soluciones”. Su objetivo es que el liderazgo no se quede invisibilizado en las regiones. Por eso hoy cursa la carrera de Estudios Políticos y Resolución de Conflictos en la Universidad del Valle.

Esta joven, de 25 años, aspira que la juventud, en general, comience a ver la labor del liderazgo social como una oportunidad de transformación del territorio, “y no como tener una lápida encima”. Para ella, todos los esfuerzos deben apuntar a que en las zonas más vulnerables del país la gente conozca sus derechos y se sienta segura al salir o llegar a sus casas.

A Carolina uno de los aspectos que más le impacta del programa Somos Comunidad es “su potencial para llenarnos de fortaleza. Porque es frecuente que cuando uno dice que es líder social, la gente piensa de inmediato ‘a este lo van a matar’. Y eso naturalmente nos entristece. Somos Comunidad nos ha dado herramientas para comprender nuestro rol en los territorios, y ha impactado por igual a los niños, jóvenes y adultos. Además, ha contribuido a cambiar ese chip de que vivimos en la guerra, y en la guerra tenemos que seguir viviendo”, reflexiona.

Los relatos de Luis Alberto, Carolina, Miryam, Marcos, Yulieth, Porfirio, José Lisandro, Carlos Omar, Sara Amelia, Yirley, Clemencia, Maribel, Edilma, David, Sandra, Arley, William, Gabriel, Yaneth, Omar, Juan Camilo, Reiber de Jesús y Luisa, inspiraron la creación del libro Somos líderes de vida, con el que USAID y FUPAD buscan resignificar el rol de los líderes y lideresas sociales en Colombia, hacer un reconocimiento a su labor y a la de miles de héroes y heroínas cuyas vidas han sido apagadas pero que han motivado la dedicación y el trabajo de cada líder y lideresa en el pasado, presente y futuro de Colombia.

Joshua Mitrotti, director del Programa Somos Comunidad en FUPAD señala que “con USAID buscamos honrar y rendir un sentido homenaje a quienes día tras día defienden y luchan por sus territorios; por su cultura, por los derechos de sus comunidades a pesar de los entornos violentos y adversos; queremos que los líderes y lideresas se tomen el teatro Colón en Bogotá”, un evento sin precedentes, en el que recordaremos con sus testimonios que las heridas cierran y es posible sanar el odio, resignificar los espacios y construir sueños.

Si usted quiere conocer más de estas historias, ingrese AQUÍ para registrarse y confirmar su asistencia al Teatro Colón, el martes 29 de noviembre a las 6:00 pm.

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