El sector eléctrico colombiano es resiliente y en la última década se ha caracterizado por su capacidad de evolución, y no solo porque somos reconocidos por tener una de las matrices de generación más renovables, sino por la incorporación de nuevas tecnologías a un ritmo que era impensable.

El ingreso de nuevas fuentes de generación nos motiva a seguir fortaleciendo el sector eléctrico, lo que trae consigo retos y dinámicas. Precisamente, para que la transición energética continúe siendo exitosa, debemos tener en cuenta, además del ingreso de estas nuevas fuentes, la confiabilidad y suficiencia en el suministro, la sostenibilidad ambiental, la confianza inversionista y la estabilidad regulatoria.

Por las características de nuestra matriz tenemos la oportunidad de hacer una transición energética organizada y sin afán, cuidando todas nuestras fuentes de generación y valorando los atributos que cada una tiene.

Electrificación de la economía

En la actualidad, celebramos la entrada en operación del proyecto eólico Guajira I de Isagen, resultado del trabajo articulado entre entes públicos y privados. De esta forma, en los próximos dos años, y gracias al mercado de confiabilidad, las Subastas de Energía Renovable y a los esfuerzos sectoriales manco-munados, se espera la entrada de cerca de 3.500 MW de proyectos renovables, 65 por ciento correspondientes a energías solar y eólica. Con ellos se podrían atender más de 2 millones de hogares.

Para Acolgen es fundamental que uno de los pilares de la transición energética sea la electrificación de la economía, que se traduce en que todos los sectores aumenten el uso de energía eléctrica en sus procesos productivos, de tal forma que la sociedad aproveche la energía ambientalmente segura, confiable y a precios eficientes.

En el mediano plazo, una vez avancemos en el despliegue de los medidores inteligentes, todos los usuarios finales, incluidos aquellos residenciales, podrán seleccionar las tarifas y productos que mejor se ajusten a sus consumos. Para poner un ejemplo, con las señales de precios que traerán los medidores inteligentes, los usuarios finales podrán trasladar tareas de su día a día, como el lavado y secado de ropa, a horarios con tarifas más atractivas. Así mismo, con la eventual entrada masiva de vehículos eléctricos, se espera que los procesos de carga puedan realizarse en periodos con precios bajos, mitigando impactos negativos en el sistema eléctrico.

La electrificación de la economía es una realidad y, en consecuencia, tiene que llegar a la última milla para que los ciudadanos sean los protagonistas, como sucede en distintos lugares del mundo.

*Presidenta Ejecutiva de Acolgen.

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