Nariño es el cuarto departamento con mayor producción de panela, una actividad que se realiza en 41 de los 64 municipios de la región. Los nariñenses buscan que esta tradición que involucra el cultivo de caña y el uso de los trapiches sea reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Uno de los lugares con mayor tradición panelera es el municipio de Ricaurte, ubicado sobre la cuenca del río Guiza, en el piedemonte costero del departamento. Aquí se busca innovar en las técnicas y procedimientos para que la panela que producen gane reconocimiento.
La tradición panelera en Ricaurte involucra el conocimiento y la experiencia de varias generaciones y familias que se han dedicado a su producción. Orlando Realpe, funcionario de la Secretaría de Agricultura del municipio, explica que los trapiches (los molinos con los que se extraer el jugo de la caña) han tenido varias transformaciones a lo largo de su historia. “Anteriormente el líquido se sacaba a mano, esto lo hacían más que todo los indígenas del territorio. Después se crearon los trapiches de tracción animal, es decir, que las bestias, sobre todo los caballos, se encargaban de hacer la fuerza para extraer el jugo; después aparecieron los trapiches que tenemos hoy en día, que funcionan con motores eléctricos, gasolina o electricidad”, explica.
Desde comienzos del 2000 se está impulsando la tecnificación de los trapiches. Actualmente, en Ricaurte hay más de 900 hectáreas sembradas de caña, nueve asociaciones con alrededor de 30 socios en cada una, y se trabaja en 50 trapiches artesanales que producen aproximadamente dos toneladas de panela a la semana. Realpe agrega que aunque se están modificando los trapiches y la forma de extraer el jugo, lo fundamental es que se mantiene la tradición de la caña panelera en Ricaurte.
La Alcaldía de Ricaurte y la Gobernación de Nariño están acondicionando cinco trapiches comunitarios en las veredas San Isidro, San Pablo, Alto Cartagena, El Edén y Chambú con el fin de certificar y registrar los productos paneleros que se producen en el municipio para que puedan comercializarse y distribuirse en otras regiones de Colombia e, incluso, en otros países. “Mejorar la calidad de los trapiches es mejorar la calidad de la panela y la calidad de vida de las familias productoras”, comenta Realpe.
Con el apoyo de Fedepanela se construyó la Central de Mieles en la vereda San Pablo, la cual se encarga de pulverizar la panela para comercializarla en diferentes presentaciones. De esta forma, la economía del municipio de Ricaurte se centra principalmente en la caña panelera y en la flor de anturio. Aunque son los mayores, y no los jóvenes, quienes se dedican al cultivo de caña, la intención es incentivar a las nuevas generaciones a participar para que no se pierda la tradición y haya un mayor beneficio económico en la medida en que mejore la técnica del proceso.
Reinaldo Castro, representante de la Asociación Acocampari, recuerda que sus padres y abuelos se dedicaban a la producción de caña. Actualmente trabajan con él nueve personas en el trapiche, y una de sus metas es mejorar su calidad de vida. “Este trabajo no es fácil. Lo hacemos los que estamos acostumbrados, los que crecimos entre trapiches o entre cultivos de caña. Nosotros mandamos la panela a Tumaco, Barbacoas y Pasto, pero queremos que llegue a más regiones. Queremos que la panela de Ricaurte sea reconocida a nivel nacional e internacional porque nuestra calidad es única. Acá hacemos un corte de la caña diferente, entresacamos los palos que están maduros por lo que garantizamos el sabor y la dulzura de la panela”, agrega.