Daniel Vergara es un silletero de libros. Adora las flores, especialmente aquellas que crecen con desobediencia en los jardínes, pero fueron los libros los que lo cautivaron. Desde 2020, Vergara ha recorrido las calles de Pereira (Risaralda) cargando a sus espaldas decenas de libros. Lo hace en sus tiempos libres, junto con cinco personas más que lo acompañan en sus travesías. Cualquiera pensaría que su historia es literatura.
El tiempo de Vergara es infinito: es licenciado en español, estudiante de una maestría en Historia, fundador del Teatro El Paso, cuentero y profesor en una escuelita de Santuario (Risaralda). Además dirige La Bibliosilleta, una biblioteca itinerante que recorre las calles de Pereira para fomentar la lectura en los jóvenes y generar espacios de esparcimiento alrededor de los libros.
Asimismo, Bibliosilleta ofrece presentaciones culturales, clubes de lectura, talleres de escritura en alianza con Teatro El Paso, entre otras actividades. Cada año alrededor de 3 mil personas se benefician con su iniciativa. Un proyecto que mantiene la lectura viva.
La Bibliosilleta tiene un antecedente. Antes de que se convirtiera en una biblioteca móvil, esta iniciativa cultural funcionaba en un local abandonado en el barrio Frailes, en Dosquebradas, un municipio vecino a la capital de Risaralda.
“Era una biblioteca que prestaba sus servicios de manera convencional. Sin embargo, cuando el dueño del local descubrió que era algo comunitario nos demandó y nos desalojó. Con policía y todo”, comentó Vergara.
Entonces el grupo de Bibliosilleta se quedó sin sede y con un montón de libros por almacenar. Optaron por conseguir una carreta de frutas que llamaron “La Bibliocarreta” pero los libros se caían. No era funcional e intentaron alquilar otro local. Fracasó. Por alguna extraña razón, sus libros querían habitar la calle. Ser libres. En 2020 resolvieron ser una biblioteca itinerante.
“Nos quedamos sin lugar para promocionar la lectura, pero elegimos la calle. Un espacio libre que nos ha permitido montar la biblioteca en cada esquina. Bibliosilleta surgió en 2018 como un dispositivo para fomentar la lectura pero se volvió itinerante en 2020. La respuesta ha sido muy buena. Ahora somos unos peludos que llevan al hombro libros y cuentos. Que leen en todas partes”, recordó Vergara.
La rutina de Bibliosilleta funciona como un ritual. En cada salida, el grupo selecciona el material de libros que viajará con ellos. Los poemas de la bogotana María Mercedes Carranza, El atravesado de Andrés Caicedo y la poesía infantil de Gabriela Mistral siempre están a bordo. Luego recorren las calles, se instalan, extienden las colchas, leen, recogen, regresan los libros a la casa de Vergara. Y así todas las veces.
“En cada salida hacemos una selección de libros infantiles, juveniles, poesía, crónica. Hay dos mil libros guardados. En cada salida vamos rotando, dependiendo de la necesidad. Si solo son niños, llevamos libros álbum. Nos caben como 12 libros en los anaqueles”, explicó el profesor.
“Como diría el poeta Raúl Gómez Jattin “Si mis amigos no son una legión de ángeles clandestinos / Qué será de mí”. Claro que hace falta que vayan personas a promocionar los libros, pero todo ha sido muy positivo. Hemos estado en Pasto, en la Fiesta del Libro de Medellín. A la gente le gusta que llevemos nuestra lectura en voz alta y los talleres”, agregó.
Para Vergara, la pasión por la literatura es como un impulso eléctrico que lo mantiene con vida en medio del mundo agobiante. “Este es mi lugar seguro. Me siento refugiado. Hago lo que hago por mí y por el grupo. Creo que esto nos da alegría y es fácil encontrar la alegría aquí”, señaló.
Vergara dice que el pasado condena a las personas a la tristeza y el futuro a una ansiedad irremediable. De forma que con Bibliosilleta la única opción viable es vivir. “La apuesta ahora es sostenernos. Pronto iremos a la Cárcel de Mujeres y a otras escuelitas. Claro que sueño con 30 silletas, pero ahora solo me queda el presente”, dijo.
En el marco de la Feria del Libro de Pereira 2024, los fundadores de Bibliosilleta recibieron un reconocimiento al mérito por su compromiso con la difusión de la lectura y las expresiones culturales en el departamento. Fue una sorpresa, nadie se lo esperaba.
“Al final nuestro mensaje más grande es invitar a las personas a apoyar los procesos populares. Colombia está llena de estas iniciativas, que son vistas con mucha admiración pero que lamentablemente la gente no las quiere. Es necesario que estas alternativas tengan mucha vida, financiación. O al menos la atención de las personas”, concluyó Vergara.