“¿Por que llegué a Planeta Rica? Caramba, por mis canciones. La sociedad local de esa época era amante de las bandas, de la música de vientos. Y aquí encontré calor humano, buena acogida y un mercado propicio para trabajar”. Miguel Emiro Naranjo, un artista cordobés de 75 años oriundo de Ciénaga de Oro, es un orgulloso habitante del municipio de Planeta Rica desde 1972 y uno de los músicos más representativos del departamento.
Seguramente esa misma explicación la daría Alejo el ´Negro’ Durán, acordeonero, cantante y primer rey vallenato, quien vivió sus últimos 28 años en Planeta Rica. O Enrique Díaz Tovar, conocido como el tigre de María La Baja y el rey del acordeón sabanero. También es posible que fuera una afirmación de Lucho Campillo, acordeonero de Los Corraleros de Majagual y del famoso gaitero Manuel Cordero; o de cualquiera de las decenas de músicos itinerantes que pasaron por este pueblo del suroccidente de Córdoba.
Como lo recuerda Naranjo, en las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado Planeta Rica era una zona ganadera en la que se cerraban los negocios al ritmo de la música folclórica del Caribe. Por su posición geográfica, al ser el paso obligado del occidente del país hacia la costa, esta ha sido una región con vocación comercial y, en consecuencia, con aire parrandero.
En este municipio nacieron Osmar Pérez Moreno, vocalista de Los Chiches Vallenatos; Jesús Manuel Estrada, famoso por su interpretación de Los caminos de la vida; y Jairo el ´Indio’ Paternina, integrante de Los Graduados y fundador del Combo de Las Estrellas. Hoy el pueblo es distinto. Según dice Naranjo, “la juventud está en otro cuento, escucha pura música ‘extranjerizante’ y ha abandonado la autóctona, la regional”.
Sin embargo, en Planeta Rica aún quedan rastros de los músicos de antes. Y el parque Los Juglares, en el barrio La Esperanza, es un homenaje a aquellos tiempos. Aquí sobresalen las esculturas de los ‘tres reyes’ del municipio: los maestros Durán, Naranjo y Díaz Tovar. La fiesta sigue viva.
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