A Marta Royo, la directora ejecutiva de Profamilia, le emociona hablar sobre Valiente, una estrategia innovadora que iniciaron hace 5 años con el apoyo de la Embajada de Canadá y que reúne a niñas, niños, adolescentes, educadores, cuidadores y padres de familia entorno a la Educación Integral para la Sexualidad logrando, entre muchas cosas, reducir los índices de embarazos adolescentes, las violencias basadas en género, las infecciones de transmisión sexual y la deconstrucción de roles y estereotipos de género: en pocas palabras, un verdadero cambio social y cultural en favor de la niñez en Colombia.
¿Qué busca Valiente y por qué es tan innovador?
Marta Royo (M.R.): Valiente es la prueba de que acceder a Educación Integral para la Sexualidad sí hace la diferencia. Cuántas veces nos hemos preguntado sobre si las decisiones que impactaron nuestro proyecto de vida habrían sido diferentes de haber tenido acceso a más información sobre el ejercicio de la sexualidad. Pues bien, más de 14.000 niñas, niños y adolescentes en el país accedieron a esta de manera sostenida durante cinco años y como resultado estamos obteniendo una nueva generación de jóvenes con reducidos índices de embarazos adolescentes, menos violencias basadas en género; más niños que comprenden la masculinidad desde lugares positivos y no violentos, más niñas proyectando un futuro con múltiples opciones para desarrollar sus capacidades y no solo las que históricamente las limitaban al cuidado del hogar.
Valiente es un modelo innovador en educación sexual que impacta no solo a las niñas y niños, sino a todo el entorno que habitan. Menor sería el alcance de la iniciativa si nuestro foco solo fuera en ellas y ellos, por lo que siempre supimos que una mirada verdaderamente transformadora debe ser integral. Es decir, todos los actores aprendieron con nosotros: educadores, cuidadores, padres y madres de familia, prestadores de servicios de salud, tomadores de decisiones.
¿Cuáles son esas regiones y por qué se escogieron?
M.R.: Valiente llegó a 8 municipios de Colombia: Caloto y Miranda en el Cauca; Bahía Solano y El Carmen de Atrato en el Chocó; Aracataca y Pivijay en Magdalena y en La Guajira, en Dibulla y Uribia. Estos territorios han estado, históricamente, impactados por contextos de pobreza, conflicto armado, migración forzada, en fin. Un sin número de determinantes sociales que impactan la garantía de los Derechos Humanos, Sexuales y Reproductivos.
Lamentablemente, las condiciones de estos 8 municipios siguen siendo una realidad en muchas zonas del país. De ahí nuestro interés por mostrarle a Colombia que Valiente es una estrategia exitosa, un modelo innovador en educación y de un amplísimo impacto social que puede y ojalá sea replicado en más territorios.
¿En este tiempo de trabajo cuáles han sido las principales problemáticas que han identificado?
M.R.: ¡Son múltiples! La idiosincrasia latinoamericana está permeada por infinitos estereotipos y roles de género. Desde que nacen, niñas y niños parecieran tener un futuro pactado sin que sus opiniones, capacidades y sueños estén involucrados. Valiente ha logrado sembrar las semillas de un cambio social y cultural en esas regiones. A manera de ejemplo, al iniciar Valiente logramos percibir que los niños pensaban que cosas como las tareas domésticas eran “cuestión de mujeres”, hoy por hoy y de la mano de ellos, entienden que temas como esos nos atañen a todos, sin distinción.}
Pero tal vez, la problemática más reiterativa es la relacionada con la violencia de género y la violencia sexual. Colombia tiene un vergonzoso y sostenido índice de embarazos infantiles y adolescentes que se acentuaron como consecuencia de la pandemia. A través de Valiente, hemos logrado que las niñas y niños reconozcan en qué momentos podrían estar expuestos a escenarios de abuso, reconocen, además, qué es violencia y sus múltiples manifestaciones, pero también saben cómo actuar y a quiénes acudir para protegerse. Además, han accedido a información sobre anticoncepción, planificación familiar, prevención de infecciones de transmisión sexual, entre otras temáticas que les otorgan herramientas para ejercer y decidir sobre su sexualidad.
Este tema nos ha llevado a confirmar aún más el modelo pedagógico de Valiente y su estrategia de involucrar a todos los actores. Es decir, la reducción de los índices de violencia sexual no solo se logra con niñas y niños que sepan identificar y pedir ayuda. Se logra cuando tenemos educadores, autoridades, prestadores de servicios de salud, cuidadores y padres de familia que constituyan entornos protectores para la niñez.
Entonces, ¿la violencia de género es una problemática muy común en estas regiones del país?
M.R.:: Es terrible y doloroso. El cuerpo de las mujeres, independiente de su edad, ha sido uno de los aspectos principales en los que se ha manifestado la violencia en Colombia. Se presume que las niñas, por el hecho de ser mujeres, tienen un destino diferente, donde el uso de su cuerpo y sus proyectos de vida quedan a voluntad de los adultos.
No son escuchadas y es como si no se les diera la misma categoría de ciudadano que tienen los hombres. Eso ha permitido que se den las condiciones de maltrato, abuso y acoso que muchos han naturalizado. Valiente ha logrado desarrollar esa capacidad de agencia, niñas que se reconocen como sujetos de derechos, por lo que pueden demandar el acceso equitativo a oportunidades que les permitan cumplir sus proyectos de vida.
Justamente hay un debate abierto en el país sobre el matrimonio infantil…
M.R.: Colombia tiene vigente una norma del Código Civil de 1873 que permite a adultos casarse con niñas y niños. Pero más inaceptable que seguir con normas de hace 150 años que avalan la violencia contra las niñas, es que esta es la novena vez que se presenta un proyecto para ponerle freno a lo que supone una grave vulneración de los Derechos Humanos y nunca ha pasado con éxito.
Espero que este Congreso no le falle a las niñas y le diga Sí al proyecto de Ley 155 acumulado con el 164 de 2023, por un futuro libre de matrimonio infantil y uniones tempranas forzadas en Colombia.
Volviendo a Valiente, ¿dentro de los planes futuros está pensado llegar a otras zonas del país?
M.R.:: El proyecto tiene una metodología comprobada, unas herramientas y un proceso de formación organizado y su evaluación nos ha demostrado que es eficaz para lograr los objetivos sociales que nos planteamos. Ahora el reto es que Colombia, el Gobierno nacional, así como los departamentales y locales conozcan a Valiente como un camino efectivo que se puede aplicar en todos los territorios para avanzar en la protección de la niñez.
¿Cómo es la formación de los gestores del proyecto y cómo se evidencia su impacto en las niñas, niños y adolescentes?
M.R.:: Son profesionales en educación, trabajadores sociales, antropólogos e inclusive contamos con el apoyo de las comunidades indígenas. Tenemos un solo currículo en Educación Integral para la Sexualidad y sus pilares son la calidad y una mirada integral. A partir de lo anterior vemos los lineamientos y el desarrollo de las diferentes estrategias con las niñas y los niños. Sabemos qué temática se debe trabajar y, dependiendo de la edad, se tratan de diferentes maneras y con diferentes lenguajes. Por ejemplo, para los más pequeños contamos con Pepe Lagartija, un personaje con guiones que permiten que ellos identifiquen las situaciones de riesgo y violencia. Contamos con un contenido técnico (guías de educación de la Unesco), pero reitero, construimos con ellas y ellos, conectamos con sus realidades y contextos. Es un programa que forma y empodera.
¿Han encontrado opositores?
M.R.:: En un país como Colombia ¡Siempre! Seguramente han escuchado a quienes tienen una posición equivocada de la educación sexual. Lo cierto es que la sexualidad es una dimensión inherente a la vida y al desarrollo de las personas, por lo que entenderla a través de información oportuna, confiable y adaptada a cada ciclo de vida es fundamental si queremos avanzar en aspectos sociales como la eliminación de círculos de pobreza y la construcción de un país con verdadera equidad.
El proyecto Valiente, con el apoyo de la Embajada de Canadá, está beneficiando a más de 14 mil niñas, niños y adolescentes en el país mediante procesos efectivos e innovadores en Educación Integral para la Sexualidad.
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