Los turistas huían de sus hoteles en la punta de la península mexicana de Baja California mientras el huracán Jimena estaba por tocar tierra el martes por la noche, apenas abajo de la peligrosa categoría 5, pero muchos residentes de zonas bajas y barrios pobres se resistían a evacuar sus viviendas por temor a que los ladrones se lleven sus pocas pertenencias. Jimena se mantenía en categoría 4, con vientos máximos sostenidos unos 230 kilómetros por hora (145 mph), en tanto avanzaba hacia la región desértica salpicada con playas turísticas y villas de pescadores, informaron los meteorólogos. Los huracanes alcanzan la categoría 5 a los 250 kph (156 mph). Policías, bomberos y personal de la armada se internaron en barriadas de esta ciudad para tratar de persuadir a unas 10.000 personas que abandonen sus chozas, fabricadas con hojas de plástico, madera, cañas e incluso mantas. En otras parte de la mitad sur de la península, se esperaba que otras 20.000 personas fueran evacuadas. Las escuelas, muchos puertos y la mayoría de los negocios estaban cerrados el martes. Rescatistas de la Cruz Roja y el ejército mexicano se preparaban para brindar alivio en casos de desastre tras el paso del huracán. Dos aviones Hércules del ejército mexicano, cargados con suministros médicos, llegaron a la zona. "Por su propia seguridad y la de su familia, aborden la unidad o diríjanse al albergue mas cercano", dijo el bombero Ricardo Villalobos por medio de un altavoz, mientras recorría las calles arenosas de la Colonia Obrera, un barrio pobre construido sobre el lecho de un río que por lo general se inunda cuando llega un huracán. El martes por la mañana, algunos niños corrían entre las fuertes ráfagas de viento, ondeando pedazos de papel y bolsas de basura, bajo una lluvia intermitente. Los meteorólogos esperan que el huracán arroje entre 5 y 10 pulgadas de lluvia en la zona, pero ya los cauces secos de los arroyos mostraban torrentes efusivos. En una barriada de Los Cabos, el albañil Marco Niño, de 24 años, miraba preocupado un arroyo creciente que corría frente a su casa de contrachapado y placas metálicas. "Estamos aquí con los nervios de punta", afirmó. "Si nos pega, el techo no va a aguantar. Han pasado otras tormentas, pero no una tan fuerte". La mayoría de los turistas se apresuraban para abandonar esta ciudad de descanso, en cuyas cercanías se alzan hoteles de tiempo compartido y condominios, pero otros estaban haciendo justo lo contrario: internándose al mar para practicar surf con las grandes olas originadas por el huracán. Hank y Maureen Butt, de Los Gatos, California, tomaban fotografías fuera de su Hotel en Cabo San Lucas el martes por la mañana, disfrutando la fuerza de los vientos. "Las olas han sido fabulosas", afirmó Maureen Butt, una enfermera de cuidados intensivos. El martes por la mañana, Jimena perdió un poco de fuerza mientras se movía con dirección norte-noroeste a cerca de 19 kph (12 mph), un rumbo que se espera mantenga en los próximos días, informó el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, en Miami. Su vórtice se ubicaba a 225 kilómetros (140 millas) al sur de Cabo San Lucas, por lo que pasará a unos 100 kilómetros al oeste de la ciudad, pero lo suficientemente cerca como para hacer sentir su fuerza, con lluvias torrenciales, ventiscas y oleaje fuerte.   AP