Tras más de dos semanas de esfuerzo, los escaladores Kevin Jorgeson y Tommy Caldwell completaron en el ascenso a El Capitán, el mayor monolito de granito del mundo situado en el parque nacional de Yosemite, en California (oeste de EE.UU.). Los deportistas lograron su hazaña sólo valiéndose de sus manos y pies, ascendiendo por la ruta de ‘la pared del amanecer’ o Dawn Wall, considerada la más difícil del mundo. “Espero que esto inspire a otros a encontrar su propia ‘pared del amanecer’”, expresó Jorgeson a un periodista del diario The New York Times que los esperaba en la cima. “Creo que cada uno tiene una ‘pared del amanecer’ secreta que conquistar algún día y, tal vez, cada cual podrá poner este proyecto dentro de su propio contexto”. Caldwell, por su parte, reiteró que el propósito de la escalada no era buscar una inyección de adrenalina, como muchos supondrían sino de “exponer la mente de la gente a lo maravilloso que es este deporte”, explicó al diario neoyorquino. “Se trata de pasar nuestras vidas en estos hermosos lugares y formando estos lazos increíbles con amigos y familia. Es verdaderamente un estilo de vida”. Tras haber logrado su objetivo, los nombres de Jorgeson y Caldwell quedarán para siempre en la sabiduría popular de los escaladores por ser los primeros en conseguirlo sin la ayuda de ningún equipo, más allá de unas cuerdas y un arnés para el caso de que se precipitaran al vacío. Fueron 18 días de ascenso por la pared de 914 metros de altura. Una vida vertical en la que debieron dormir en tiendas de campaña colgadas al vacío y experimentaron “una calma como nunca antes” a pesar de haber sufrido decepciones, caídas y dedos sangrantes. Pero también un júbilo indescriptible.

Instagram: kjorgeson La ruta ‘imposible’ El ascenso por el Dawn Wall está dividido en 32 tramos, o largos como se conocen entre los escaladores, que están clasificados por su nivel de dificultad. Los tramos más ‘fáciles’ de la ruta tienen una escala superior a siete según el sistema de graduación francés (comúnmente utilizado en Europa y Sudamérica), mientras que hay largos que llegan a ser de 9a, tan sólo un nivel por debajo de la máxima dificultad registrada. Es por ello que muchos lo consideran un ascenso ‘al filo de lo imposible’. La osadía se inició el pasado 27 de diciembre y al principio todo fue ocurriendo de acuerdo a los años de planificación que destinaron al proyecto. Para el 2 de enero ya habían pasado 14 largos, escalando durante la noche o temprano por la mañana para evitar las altas temperaturas del día. “La fricción es mejor cuando hace frío”, explicó a la BBC el escalador Lou Houlding, quien ascendió el Dawn Wall asistido en el pasado. “El principal punto de contacto con la roca es la punta de tus dedos por lo que agarrarte a pequeños salientes con todo el peso de tu cuerpo hace que termines desgarrándote la piel y se debe recurrir a costosos productos para tratar de cuidar la piel”. Una de esas lociones es cera de abeja. El largo 15 La parte más exigente de todo el ascenso no fue hacia arriba, sino en un movimiento transversal a lo ancho de la roca. Fue allí, en el largo 15, donde estuvo cerca de acabar el sueño de Kevin Jorgeson, quien compartió sus frustraciones y experiencia en las redes sociales. “Después de 6 días de trabajo, mi desafío en la Dawn Wall se reduce a encadenar este largo”, admitió. “La pasada noche, experimenté una ligereza y calma como nunca antes. A pesar de caer, será siempre una de mis experiencias de escalada más memorables”. “En mi cuarto intento, alrededor de las 11 de la noche, los afilados agarres desgarraron tanto el esparadrapo como la piel de mis dedos. Con lo decepcionante que es, estoy aprendiendo nuevos niveles de paciencia, perseverancia y deseo. No me voy a rendir. Lo intentaré otra vez. Lo conseguiré”, se prometió. Finalmente ocurrió. Jorgeson logró encadenar el movimiento en su décimo primer intento. Pese a tener las manos prácticamente destrozadas Jorgeson comenzó un rápido ascenso hasta alcanzar a Caldwell, quien había superado el largo 15 en su primer intento y fue esperando a su compañero mientras ascendía. “El impulso es una fuerza potente. Cuando está de tu lado, todo parece un poco más fácil. Cuando no está de tu parte, te sientes como metido en el barro”, compartió Jorgeson tras haber superado el crucial tramo. “Durante 7 días, mi impulso estuvo detenido por el largo 15. Exigió de toda mi energía el mantenerme positivo y con la determinación de que iba a conseguirlo. Ahora que el impulso ha regresado a mi lado, me mantengo concentrado y con determinación porque todavía queda mucha escalada dura”, dijo el escalador de 30 años.

Instagram: kjorgeson La cumbre “Los últimos días han sido los días de escalada más memorables de mi vida”, reconoció Caldwell tras superar los tramos más difíciles de la pared y llegar hace unos días al sector donde se produjo el reencuentro de los escaladores. “Se me fue un poco la cabeza cuando logré subirme a la Wino Tower sabiendo que este sueño de siete años se ve más y más como si pudiera convertirse en realidad”. Una cita con la historia a la que se presentaron Kevin Jorgeson y Tommy Caldwell. “Estoy emocionado por caminar sobre terreno llano de nuevo, aunque estoy seguro de que voy a echar de menos esta experiencia”, compartió Caldwell en su cuenta de Instagram antes de emprender este miércoles el último ascenso hacia la cumbre.