¿Por qué no puedo ser mamá? Esta fue la pregunta que me hice cientos, tal vez miles de veces, durante cerca de diez años. ¿Por qué no puedo ser mamá? ¿Hay algo que aún me falta? ¿Qué es lo que no estoy haciendo bien? ¿El universo me está mandando un mensaje?
Fueron diez años llenos de preguntas, miedos, emociones, frustraciones y llanto silencioso. Pero también, diez años llenos de aprendizajes.
Aprendí que, así como en la carrera de la maternidad, en la carrera de la vida y en la carrera laboral, todos vinimos a vivir una historia diferente. Todos tenemos tiempos diferentes, y por eso nuestra historia es única e irrepetible. Por eso, ninguna persona debería comparar su vida, su historia, su carrera o sus logros con los de alguien más.
Para mí, esto cobró mayor sentido cuando un 22 de marzo recibimos la llamada de la felicidad… la llamada que nos decía que Alejandro, un hermoso y sonriente bebé, estaba listo para conocer a sus papás. Fue hasta este día que entendí, que la espera y todo el proceso que la acompañó había valido la pena, porque era Alejandro quien estaba destinado a ser nuestro hijo, y era él, sólo él. Por él fue la espera, por él, todo debía llegar en este tiempo y de esta manera.
Hoy puedo decir, que mi carrera por ser mamá es la experiencia personal que más me ha hecho crecer, y todos estos aprendizajes me han hecho una mejor líder empresarial, más empática, más pausada y más madura, y hoy, quiero compartir con ustedes mis principales enseñanzas de esos diez años de historia, aplicados a la vida profesional:
Sé humilde y practica la resiliencia
En nuestras carreras estamos acostumbrados a ser exitosos y a entregar resultados positivos. Nos trazamos objetivos, construimos planes, seguimos una ruta y entregamos resultados mejores de los esperados. Los problemas vienen, cuando recibimos un golpe que nos demuestra que no todo está en nuestras manos, y que no es posible ganar todas las batallas.
Cuando afrontamos las situaciones con humildad, nos abrimos a ver las cosas con perspectiva y no sólo con el entendimiento propio. Logramos retirar el impacto personal y transformar las realidades para sacar aprendizajes y salir fortalecidos de ellas. Esto requiere buena actitud, optimismo y aprender a regular las propias emociones.
Apégate a tus fortalezas, no a tus debilidades
Mi teoría favorita al respecto es la dictada por Gallup en su Strengths-Finder, para mí, los mejores dólares gastados. Naturalmente tenemos fortalezas en cómo pensamos, cómo conectamos y cómo logramos las cosas. Cuando movemos nuestra vida y nuestra carrera alrededor de esas fortalezas, logramos cosas de manera más fácil, rápida y con mucha más felicidad. Las mujeres, especialmente, pasamos nuestra vida perdiendo oportunidades por lo que nos falta, en vez de aprovecharlas por lo que nos hace fuertes.
Toma riesgos
Una de las principales barreras en las carreras de las mujeres es la incapacidad para actuar y tomar riesgos, incluso más, después de ser mamás. Las mujeres necesitamos un poco más de riesgo, pensar menos y simplemente actuar. Tomar el trabajo difícil, ir a la geografía desconocida, mover a tu familia siendo tú la principal fuente de ingresos. Las carreras tienden a acelerarse cuando se toman riesgos.
Encuentra mentores
Cuando se trata de riesgos y de acelerar la carrera, debemos entender que no todo debe ser aprendizaje propio, prueba y error. La vida y la carrera pueden fluir de manera más sencilla, menos dolorosa y más rápida si va acompañada. Muchas cosas ya están inventadas, las situaciones que son nuevas para ti ya han sido transitadas por muchas otras personas antes que tú. Es por eso, que busca una gran red de mentores.
Las mentorías pueden ser un café ocasional, una llamada de emergencia, una frecuencia regular o procesos formales. Las mujeres, en general, tendemos a dedicar poco o nada de tiempo a hacer networking y tener mentores, y a veces subestimamos el poder de esta red de apoyo y su influencia en nuestro camino.
Sirve a otros y demuestra tu fuerza con amabilidad
Perdí la cuenta de las veces que me presenté en mi día a día estando rota por dentro, por la fertilidad fallida o por la espera del proceso de adopción. Nunca podemos olvidar que cada persona que encontramos en nuestro día a día tiene una historia por detrás que no conocemos. Sé amable, siempre sé amable. En el trabajo, así como en la vida, estamos hechos para ser temporales. Los líderes somos temporales. Tratemos de siempre dejar buenas huellas en las personas que cruzan nuestro camino. Demos coaching, ofrezcamos soporte, no críticas, inspiremos, demos crédito. Pasamos tanto tiempo trabajando que debemos hacerlo felices.
Cuida de ti misma
El mundo tiene muchos problemas por ser solucionados. Ser mamá y tener una carrera requiere de una complejidad que exige mucho de nosotras como mujeres. Para esto, nosotras debemos estar bien. Debemos priorizar nuestra salud física y mental, nuestras citas médicas, nuestro sueño, alimentación, etc. Esto requiere que seamos prácticas y ágiles, y aceptar apoyo y ayuda extra, no nos hace ni menos ni malas madres.
Ten determinación y no te compares con nadie más
Tu carrera y tu futuro son tuyos. Traza tus objetivos y persíguelos con determinación, sabiendo que no todo está en tus manos, que tu historia es única y tu carrera es contigo misma. Yo fui la primera en casarme de mis amigas, pero fui la última en ser mamá. Yo quería tener hijos con primos contemporáneos; hoy Alejandro tiene primas niñeras adolescentes. Hoy puedo decir que soy mamá gracias a que muchos planes fallaron, pero la determinación nunca faltó. Y hoy, con la misma determinación, estoy en el proceso para ser mamá por segunda vez.
Hoy, celebro a todas las mamás espectaculares que han conseguido este título de diferentes maneras. Hoy celebro a todos aquellos que han decidido abrazar las realidades e historias diferentes. Hoy celebro a todos los que han decidido romper esquemas y evolucionar para entregar un mejor mundo a nuestras nuevas generaciones.
Por: Catalina Ricaurte, Managing Director Merck Group and General Manager Healthcare Colombia-Ecuador