Hace unos días se llevó a cabo en Barranquilla un evento que tiene a toda la comunidad nacional e internacional dando vueltas en la mente. El ‘Latam Fintech Market’, organizado por Colombia Fintech, gremio que representa la industria fintech en Colombia, definitivamente, supo como traer a tiempo presente lo que está siendo el futuro financiero tanto en el imaginario colectivo como en la realidad de otros países, donde existe un mayor acercamiento, pero sobre todo, una comprobación, de que los servicios financieros globales están en un desarrollo mínimo y que nos encontramos en un la línea de inicio de una carrera donde mucho está por transitar. Un futuro donde todas las personas y empresas, sin importar su tamaño, tengan acceso a servicios financieros de calidad.
La confluencia en un mismo escenario de líderes disruptivos como David Vélez de Nu, junto con entidades tradicionales del sector financiero como Bancolombia, Davivienda y Grupo Aval, así como representantes del gobierno y entes regulatorios, fue un acontecimiento emocionante. Aún más destacable es que las conclusiones, aunque provenientes de diferentes perspectivas, convergieron en tres pilares clave, o lo que Gabriel Santos García, Presidente Ejecutivo de Colombia Fintech, ha denominado la “tríada regulatoria”, una fórmula necesaria para impulsar una revolución positiva en los indicadores de inclusión financiera.
El primer eje es la liberalización de las tasas de interés. Es importante no confundir esto con la liberación de la tasa de usura. En un escenario donde las tasas se ajusten a los perfiles de riesgo y características particulares de los clientes según sus modelos de negocio, podemos dar un paso firme para combatir uno de los principales promotores de la informalidad financiera: el crédito gota a gota, tanto personal como empresarial. Actualmente, uno de cada tres colombianos no tiene acceso a crédito formal, ya que los criterios de riesgo tradicionales y las actuales estructuras de costos hacen inviable una financiación que responda a las necesidades tanto de los ahorradores como de los clientes.
El segundo eje está relacionado con la democratización del acceso a datos, o en términos más técnicos: “Open Data”, con carácter obligatorio e inmediato. Esto no es más que la posibilidad de que como usuarios finales de los productos financieros seamos las personas o las empresas, los dueños reales de nuestros datos, nuestros comportamientos históricos de pago, de consumo, de endeudamiento, etc. De esta forma, con nuestros datos en el bolsillo, podemos ir a negociar con otras entidades las mejores condiciones para nuestro bienestar financiero personal y comparar así con cuál alternativa preferimos quedarnos. Esto habilita una competencia libre y más abierta, donde el principal beneficiario somos nosotros, los usuarios, con más posibilidades de crédito y de mejores condiciones para acceso a diferentes servicios financieros, de ahorro, de seguro, de inversiones, etc.
Y en tercer lugar, tenemos el eje de los pagos digitales inmediatos. No podemos pensar en entorno de inclusión financiera, de bajos costos, de transaccionalidad y de formalización cuando el 80% de las operaciones monetarias de un país siguen siendo en efectivo, con todas las implicaciones que esto conlleva. La puerta de entrada de un entorno donde existan alternativas de ahorro y de crédito, son los mecanismos de pago, toda vez que se generan datos históricos de comportamiento, capacidad de endeudamiento, riesgo crediticio, entre otros factores. Pero para que esto sea real, los pagos deben ser instantáneos, pasando en segundos de un beneficiario a otro. Esto sin tener en cuenta el impacto que se puede generar en aspectos de lavado de dineros, corrupción y otros que se eliminan al disminuir de forma drástica el uso del efectivo.
Con estas soluciones sobre la mesa, es esencial que los esfuerzos conjuntos, desde diversas perspectivas e intereses, se alineen en la búsqueda de un objetivo común: un futuro financiero inclusivo para todos los colombianos. La piedra angular de estos cambios será la tecnología y la innovación financiera, que constituyen la base de la industria fintech.
Por: Alexandra Mendoza De Castro, CEO y Founder Liquitech y presidente de la Junta Directiva Colombia Fintech