Las realidades laborales de todos nosotros se han visto influenciadas por décadas por las mismas ideas y hábitos de los contextos de antaño. Hoy en día, el ambiente laboral se ha transformado mucho gracias a la tecnología y a los cambios de mentalidad, pero esas mismas ideas y hábitos que cargan las empresas desde hace años, permanecen. Podríamos hablar acerca de muchas, pero hoy quiero traer a colación una de las que ya se está comenzando a implementar en países como Holanda, Islandia, Francia, Alemania o Japón, y en menor medida en Colombia y Latinoamérica: la semana laboral de cuatro días.

La semana laboral de cuatro días, una tendencia que gana terreno en países como Holanda, Islandia y Japón, aún enfrenta escepticismo en Latinoamérica, a pesar de que el 89% de los colombianos la apoya. | Foto: Getty Images

Según un estudio que realizamos en conjunto con Michael Page, el 89% de los colombianos está a favor de esta idea que, de a pocos, se ha implementado en pocas empresas de la región. Esto refleja un deseo latente por un cambio significativo en la forma en que concebimos el trabajo, que va de la mano de todas aquellas discusiones que se han venido dando en los últimos 5 años con respecto a la flexibilidad horaria, el trabajo virtual y demás. La pregunta es: ¿por qué, a pesar de este deseo, la implementación sigue siendo un desafío? ¿Y por qué se sigue viendo con ojos de incredulidad y escepticismo de parte del sector empresarial?

¿Es viable una semana laboral de 4 días? | Foto: Getty Images

Uno de los principales obstáculos es nuestra cultura laboral, esa mochila con la que venimos cargando por generaciones, dentro de la cual se ha valorado históricamente las largas jornadas como sinónimo de éxito y compromiso. La noción de que “más horas” significa “más productividad” está profundamente arraigada. Sin embargo, diversas investigaciones indican que la calidad del tiempo trabajado puede ser más determinante que la cantidad. Ya se ha demostrado que trabajar cuatro días a la semana puede incrementar la productividad gracias a que los empleados se sienten más satisfechos y pueden tener una vida más balanceada.

Asimismo, las cuestiones legales y económicas son importantes en este debate. Muchas normativas laborales aún no están adaptadas a este tipo de transformaciones, y sectores como el comercio y la manufactura podrían enfrentar dificultades para ajustar sus operaciones. Pero, al mismo tiempo, sectores más flexibles, como el tecnológico, podrían ser los pioneros en adoptar esta modalidad, mostrando cómo un enfoque renovado puede resultar en un beneficio tanto para los trabajadores como para las empresas.

Esta es la importancia de ejercitarse cotidianamente. | Foto: Copyright by Tom Werner

No es un secreto para nadie que, cuando se les pregunta cómo usarían su día libre adicional, las respuestas de las personas varían en relación con su crecimiento personal y a sus relaciones afectivas: muchos lo dedicarían al descanso, a actividades recreativas o al tiempo en familia y amigos, mientras que otros aprovecharían para continuar sus estudios, formarse o practicar deporte. Esta diversidad en el uso del tiempo libre subraya la importancia de tener espacio para el desarrollo personal y el autocuidado, elementos fundamentales para el bienestar general.

A medida que avanzamos en este debate, es relevante que todos, desde líderes empresariales hasta colaboradores, participen en la conversación. La resistencia al cambio es natural, pero las circunstancias actuales demandan una reevaluación de nuestras prácticas laborales. Las empresas deben reconocer que ofrecer una semana laboral de cuatro días no solo es un cambio en el horario, sino una transformación cultural que abre la puerta a un futuro más equilibrado y sostenible en Latinoamérica. Al final, un colaborador feliz y descansado es más productivo.

Por: Karen Scarpetta, CEO de WeWork en Hispanoamérica