Laura Clavijo, bióloga, profesora y ahora directora del Herbario Nacional Colombiano; siempre quiso dedicar su vida a estudiar los seres vivos y su entorno. Pese a que en un momento esta boyacense quiso dedicarse a la medicina, las plantas conquistaron más rápido su corazón.

“Uno de los mejores momentos que me ha dado la biología fue cuando estaba haciendo mi tesis de pregrado y tuve que vivir seis meses en una estación biológica de conservación internacional del Amazonas. Dedicaba mis días a recorrer los bosques. Fue ahí donde las plantas me encontraron para siempre”, recuerda.

Gonzalo Andrade, director del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional, le dio clases en su pregrado y ahora son colegas. Andrade cuenta que cuando Clavijo regresó de su doctorado en Estados Unidos trajo un montón de conocimientos nuevos con los que enriqueció la dinámica del grupo y motivó a otros biólogos de la facultad a hacer las cosas de una forma distinta a la convencional.

“Es muy prometedor que una mujer que ha sido pieza fundamental para nuestro trabajo, hoy esté detrás del herbario con mayor información de flora y el más antiguo. Está aquí para enseñar y educar a un país”, enfatiza Andrade.

Con Katherin Arango se conocieron hace un par de años cuando ella estaba haciendo su tesis de pregrado. Aunque hoy viven en países distintos, pues Arango se encuentra en Estados Unidos haciendo un doctorado, aún se mantienen en contacto. “Laura no solo ofrece su mano para apoyarte en lo académico, sino en otras cosas que a veces obstaculizan el proceso de aprendizaje”.

Enseñar a un país

Las plantas han sido la columna vertebral de la vida de la directora del Herbario Nacional. Siente que con estudiarlas aprende también cómo funciona todo lo que compone la Tierra, incluyendo su propia existencia. Por eso, su nombramiento más allá de retarla, la inspira a cambiar la forma en que los colombianos se relacionan con la flora, entendiendo que “la biología nos toca a todos porque todos somos seres biológicos”.

Julio Betancur, exdirector del Herbario Nacional, conoce a Laura Clavijo hace 23 años. Fue su profesor en el curso Introducción a la Sistemática Vegetal. “Desde ese momento se destacó por ser una persona emprendedora, dinámica, con capacidad de liderazgo y con mucho interés por profundizar en la flora del neotrópico”.

Él más que nadie sabe lo que le depara a Laura Clavijo en los próximos años. Como responsable del repositorio con mayor información biológica de Colombia debe coordinar y dirigir actividades de investigación, docencia y extensión.

En investigación, facilitar las labores de los investigadores en flora del neotrópico, tanto de botánicos nacionales como internacionales. En extensión, atender las consultas de diferentes entidades del orden local, regional, nacional e internacional, como la Fiscalía General de la Nación, Medicina Legal, ministerios de Ambiente, Ciencias y Cultura, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), entre otras. Y desde la docencia, enseñar lo que cree más importante: el cuidado de la botánica no es posible sin sensibilidad.

Por ahora, su mayor reto es la sede del Herbario, pues sabe que cuanto antes debe trasladar a las 60.000 especies que allí habitan a otro lugar, ya que la infraestructura está muy deteriorada. Lo siguiente es explorar mucho más el territorio y aumentar la cifra de los ejemplares que alberga el repositorio, considerado uno de los más grandes de América Latina.

Mientras se encarga de educar a un país sobre el tesoro que esconde el repositorio herbal de Colombia, Clavijo decidió no abandonar su labor como maestra del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional ni como líder de un semillero de investigación. Sea en un salón de clases o en un refugio de plantas, esta bióloga dedicará el resto de sus días a lo que más le gusta: enseñar.

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