Una vez vi una película en la que el detective buscaba en la basura de un sospechoso las pistas para su caso (y las encontraba); me pareció lo más natural y lógico, pues los residuos hablan sobre sus productores originarios como si de exámenes médicos se tratara.
Si el detective estuviera investigando en los residuos de Colombia, encontraría que su composición es principalmente orgánica (entre el 60% y 70%) y que su producción per cápita de residuos está alrededor de 0,69 kg/hab/día. Existe una correlación positiva entre el ingreso per cápita y la producción de residuos, así como con la participación de los residuos inorgánicos (los que no se descomponen naturalmente), por ejemplo, la producción per cápita de residuos en norteamérica es de 2,21 kg/ha/día. De lo anterior se deduce que nuestra sociedad tiene un nivel de desarrollo medio, pues las sociedades más desarrolladas tienen una menor cantidad de residuos orgánicos y una producción de residuos per cápita mayor, derivada a su vez del mayor consumo.
El detective encontraría los residuos principalmente en rellenos sanitarios (95% del total de residuos), pero otros, aún en ciudades grandes, con problemas de sostenibilidad en el mediano y corto plazo. Y aunque sabemos que hay un gran debate en torno a las alternativas del manejo de residuos sólidos, no se requieren los servicios de un detective de película para concluir que:
- Se requiere continuar impulsando la transición organizada hacia un modelo de economía circular que el gobierno ha bautizado Basura Cero; en este sentido ya hay muchos avances del sector empresarial y comunitario en cuanto a compostaje, gestión y aprovechamiento del biogás, aprovechamiento de residuos de construcción y demolición, reciclaje de diferentes tipos de materiales, combustible derivado de residuos, etc.
-Debe entenderse que la composición de residuos en el país, con una alta proporción de residuos orgánicos, implica que las tecnologías de tratamiento deben manejar dos derivados principales de la descomposición de los residuos: agua (en forma de lixiviados o similares) y gas (principalmente metano). En ese sentido son viables tecnologías como el compostaje, la metanización de residuos (descomposición acelerada para producir gas, pero que produce altas cantidades de líquidos), la quema del biogás y la producción de biometano, este último es el resultado del tratamiento del gas de los rellenos para usarlo como fuente de energía. Todas estas tecnologías pueden ser viables en Colombia, pero de alcance limitado pues no pueden absorber un alto porcentaje de los desechos.
- En tercer lugar, es importante crear nuevas formas de financiación, la tarifa no será suficiente, aún para los tratamientos de materiales. Hoy las plantas de tratamiento de residuos necesitan financiación del Estado en la mayoría de países del mundo.
Si se aceptan los postulados anteriores, será imposible prescindir de los rellenos sanitarios y Parques Tecnológicos Ambientales en la mayor parte del país, por lo que será necesario que la institucionalidad garantice su funcionamiento en el mediano plazo.
Si se logra un acuerdo sectorial sobre estos puntos fundamentales, con la participación de la política pública, la regulación, el sector empresarial y comunitario, Colombia seguirá siendo ejemplo en materia de gestión de residuos sólidos y ya no haría falta el detective.
Por: Judith Buelvas, CEO de Veolia Colombia-Panamá