En Fonseca, al sur de La Guajira, donde la lengua de los arijunas (como se les conoce a los hombres blancos) parece poner límites a etnias como la wayuu, los integrantes de esta comunidad indígena buscan maneras diversas de comunicarse y transmitir las necesidades de su pueblo, su cultura, sus saberes y anhelos. Allí, muy cerca, vive Eduvilia Uliana, una indígena nacida en Mayalita, que hace parte del resguardo de Mayabangloma, ubicada a nueve minutos al norte de la población.
A sus 29 años, esta líder se dedica a traducir ese sentir de su pueblo y difundirlo a través de la emisora de Paz de Fonseca, inspirada en ese camino de superación que ha recorrido desde muy niña, cuando estudiaba su primaria en la escuela del resguardo y era consiente de que vivía en un entorno donde solo su mamá había aprendido a leer y escribir y todos hablaban wayuunaiki, nada más.
Para estudiar el bachillerato, recuerda Eduvilia, debía caminar una hora hasta Distracción, otro municipio, todos los días. “Era eso, o andar dos horas hasta Fonseca”, asegura.
Es que no eran años fáciles. Con el trabajo de su mamá, que se gana la vida como tejedora de mochilas y laborando en casas de familia, crecieron cinco hermanas, que sufrieron en el colegio apelativos como “la india” y “la chinita, cuenta Eduvilia.
Gracias a la rudeza de esos años, Eduvilia aprendió no solo a caminar el territorio a diario, sino a enfrentarse al río Ranchería para llegar hasta la escuela, junto a una de sus hermanas. Lo cruzaban desnudas y con el cuaderno en una mano. Sería con ese mismo tesón que esta wayuu enfrentó el bullyng, el abuso y hasta el machismo.
Orgullosa de su cultura, aprendió a tejer mochilas como su mamá para aprender a tener independencia económica y se vinculó a distintas actividades en su colegio, como el teatro, el periódico El progonero y la emisora estudiantil La voz del Ranchería, espacios en los también hablaba wayuunaiki.
Fue así como se ganó el respeto de todos. Y en octavo grado, tal vez segura de que debía abrirse más al mundo y aprender el castellano, convenció a tres amigas de que le enseñaran a hablar mejor el español.
Una portadora de palabras
Y el mundo estaba así hasta que, en 2014, un proyecto que se promovía en La Guajira para formar a periodistas indígenas le dio lo que estaba esperando. Se trata de la Escuela de Comunicaciones Wayuu, que es impulsada por el colectivo Red de Comunicaciones de La Guajira, Putchimana, que significa Portadores de la palabra.
Junto a ellos, Eduvilia caminó los territorios buscando historias y fuentes para escribir crónicas, entrevistas, reportajes y noticias relacionadas con su comunidad y se graduó como parte de un grupo de 40 comunicadores indígenas.
Así, empezó a escribir noticias sobre los wayuu y a publicar en medios como Diario del Norte, El Heraldo, La Guajira Hoy.
Además, trabajó con organizaciones wayuu haciendo pedagogía sobre el Acuerdo de Paz y dictando talleres para comunidades vulnerables y haciendo traducciones.
Actualmente, desde esa red de comunicadores visibiliza el impacto de las multinacionales en el territorio, reporta la situación de sus comunidades y trabaja en la organización de una muestra de cine que llega a los territorios con varias películas, algunas de ellas incluso hechas por indígenas.
Fue así como Eduvilia guardó las agujas de tejer mochilas, pero aprendió a tejer palabras con las teclas de un computador. Siempre pensando en traducir el wayuunaiki para tejer, esta vez, un puente entre los arijuna y los wayuu en una radio más incluyente.
Comprometida con esa tarea, siempre está tocando puertas aquí y allá. Realizó un diplomado en la Universidad del Rosario y hoy estudia Comunicación Social en la UNAD. Es que, según cuenta orgullosa, el periodismo la transformó y por eso su expresión favorita en wayuunaiki es una que siempre acompaña con una araña y una telaraña: Ainasü Taya. Significa “Sigo tejiendo”.
*Carlos Barajas / Comunicaciones RTVC