Las organizaciones, sin discriminar su tamaño, naturaleza o sector, e independiente del nivel de avance tecnológico que tengan, funcionan gracias a las personas. Son ellas quienes toman las decisiones, programan máquinas, dan vida a la cultura corporativa y lideran el cumplimiento de objetivos. Por ello, son la esencia de cualquier compañía y, en consecuencia, su gestión y protección es crucial en el éxito de las empresas y en la continuidad de los negocios.

El 28 de abril se conmemora el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo (SST). Se trata de la ocasión ideal para destacar cómo la SST y el trabajo decente se han convertido en dos elementos clave en la estrategia de creación de valor sostenible para las organizaciones. Hoy estos aspectos van más allá de ser un requisito legal y ético, convirtiéndose en un pilar fundamental en las estrategias de sostenibilidad corporativa.

Esta es la relación entre la Seguridad y Salud en el Trabajo y el Trabajo Decente. | Foto: Con derechos gestionados de Getty Images

Un entorno de trabajo seguro y saludable reduce el absentismo, aumenta la productividad, eleva la moral y la satisfacción de los empleados y reduce los costos asociados a accidentes y enfermedades laborales. Esto se traduce en mayor atracción y retención de talento, una mejora en el desempeño empresarial (al tiempo que crea valor social representado por una mejor calidad de vida y bienestar para los trabajadores y sus familias), sumado al fortalecimiento de la reputación corporativa. Por el contrario, una gestión deficiente en la protección de los trabajadores puede traer pérdida de mercados, desconfianza, socavo de legitimidad, multas e, incluso, la imposibilidad de continuar operando.

A esto se añade un nuevo desafío: las empresas, como actores clave del desarrollo económico, están llamadas a promover el trabajo decente, uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Por ello, se insta a las empresas a garantizar condiciones dignas de empleo, tanto para sus trabajadores directos como para sus cadenas de suministro y erradicar prácticas que pongan en peligro los derechos laborales. A su vez, el llamado es a fomentar la contratación de nueva mano de obra, especialmente entre grupos en situación de vulnerabilidad como jóvenes, mujeres y migrantes.

La salud mental, además de la parte física es clave en el bienestar de los trabajadores. | Foto: Shutterstock

Así las cosas, no es casualidad que la gestión de la SST, el trabajo decente, los derechos humanos, el bienestar y las relaciones con proveedores aparezcan de forma destacada y recurrente en el listado de asuntos materiales (o aspectos de mayor relevancia) que hoy guían la estrategia de sostenibilidad de las empresas.

Incluso, dentro de los criterios ASG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza) que los inversionistas y fondos de capital tienen en cuenta para otorgar apalancamiento financiero, se está tomando muy en cuenta el desempeño en aspectos que incluyen (tan solo en el ámbito social) salud y bienestar; desarrollo de capital humano; condiciones laborales; abastecimiento ético de la cadena de suministro; respeto de los derechos humanos en la empresa y de los proveedores y contratistas; equidad de género, diversidad e igualdad de oportunidades, entre otros.

En la medida en que una organización sea capaz de identificar y gestionar los riesgos derivados de sus operaciones en dichos ámbitos y de aprovechar las oportunidades que emergen de allí, podrá crear valor para sí misma y para la sociedad, así como generar una ventaja competitiva. Por eso, es crucial poner a las personas en el centro de las estrategias corporativas, entendiendo que la salud, la seguridad y el bienestar en el trabajo son pilares de la sostenibilidad. La creación de valor organizacional nunca antes estuvo tan estrechamente ligada al bienestar de las personas, su activo más importante.

*Por Adriana Solano Luque, presidenta ejecutiva del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS)