Garantizar que más mujeres afrodescendientes ocupen espacios de poder es una de las tareas pendientes del sector empresarial. Según el Colegio de Estudios Superiores de Administración (CESA), en los órganos de decisión de 600 compañías enlistadas en Latinoamérica, solo el 0.8 por ciento corresponde a mujeres afrodescendientes. En el contexto colombiano el indicador es aún más bajo, pues ninguna de las 127 compañías emisores de valor del país tiene a una mujer afro en sus juntas directivas.
Durante el segundo día del Encuentro Anual de Liderazgo de Mujeres en Juntas Directivas, Anna Beatriz Sabino de Oliveira, associate operations officer en IFC, aseguró que históricamente ha existido una pobreza heredada en las poblaciones negras: “Hay herencias que impiden el progreso y el desarrollo”, así como barreras estructurales y sociales que impiden la postulación de personas afro en las empresas.
Reconocer la identidad afrocolombiana es uno de los retos para el sector. Lena Acosta, asesora en asuntos étnicos del Ministerio de Minas y Energía, manifestó que “si no hay un autoreconocimiento de la identidad como población afro, no habrá avances”. Asimismo, la experta indicó que a pesar de que hay políticas públicas enfocadas en la participación de esta población, “no existe voluntad de las organizaciones privadas en generar condiciones habilitantes para su contratación”.
“Ese es el reto”, dijo, y explicó que esto se debe a que cuando se hacen estrategias desde el privilegio “nos limitamos para ver las necesidades de otras poblaciones”.
La interseccionalidad es otro de los elementos que las expertas resaltaron como fundamental en las compañías. La presidenta de la Cámara de Comercio de Buenaventura, Milady Garcés Arboleda, señaló que las experiencias “se viven diferente si eres mujer o hombre, pero también si eres mujer afro o indígena. A partir de la interseccionalidad es que se crean políticas programáticas para las mujeres”.
Otro de los aspectos que mencionó la funcionaria es que las mujeres afrocolombianas en espacios de poder suelen sentirse como “una excepción”. “Soy una mujer becada por Forbes, por la Sociedad Portuaria de Buenaventura y MIT y soy una excepción”, sostuvo Garcés, quién compartió que uno de sus objetivos es que más mujeres afro ocupen un lugar en diferentes contextos de la sociedad: “Estoy obsesionada con que haya afrodescendientes e indígenas poderosas y ricas”.
Por su parte, Nina Cenith Orozco, CEO en Osteobiomed S.A.S., invitó a las mujeres afro a cultivar también el respeto por sí mismas. “En mi caso si hay algo que me encanta de mí, es mi color. Vivo orgullosa de quién soy”, aseguró Orozco.
Cerrar las brechas
Para que la participación de mujeres afrodescendientes se incremente, el cierre de brechas es indispensable. Paola Mosquera, asesora en temas de género y diversidad, dijo que el 13,5 por ciento de los afrodescendientes están desempleados en Colombia y que en departamentos como Quibdó el indicador asciende al 30 por ciento.
Para Mosquera es necesario construir soluciones que midan e identifiquen las brechas existentes para la población afro, pues “hay que promover acceso formal al trabajo y liderazgos que representen la diversidad del país y de las empresas”.
Finalmente, Acosta advirtió que brindar oportunidades de contratación para las mujeres afrocolombianas es también comprender que tienen las capacidades para incorporarse a diferentes escenarios. “Tenemos que identificar a esas mujeres que están en las regiones y son capaces de muchas cosas”, concluyó.
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