En días pasados, en varios eventos en los que participé como ponente o invitada, me sorprendió la reacción de los asistentes al hablar del factoring. La mayoría eran empresarios de mediano y gran tamaño, y parecían reaccionar como si les hablara de algo indebido.   Pensé que tal vez era una percepción propia o que mi “pitch” comercial no estaba siendo lo suficientemente potente, pero cuando la respuesta a mi oferta casi unánime fue ¡”Ojalá nunca tenga que hacer factoring”! inmediatamente ratifiqué que siguen existiendo grandes mitos alrededor de esta figura que, hoy por hoy, apalanca un porcentaje importante de empresas de diversos tamaños alrededor del mundo.  Solo como referencia, en España, el factoring constituye el 20% del PIB, para la Unión Europea el 12%, para Chile el 13%, para Latam el 7%, y en Colombia, no superamos el 3%, siendo que en nuestro país, más del 50% de las empresas tienen dificultades en el acceso a una financiación suficiente y eficaz.  De acuerdo con datos de Factors Chain International (FCI), en América Latina el factoring creció un 44% en 2022, siendo Colombia el cuarto país con mayor volumen de factoring en la región. Y, se proyecta que supere los US$4,7 billones para el 2028 a nivel global, según datos del Global Factoring Industry Research Report 2023.

¿Qué es el doble factor de autenticación? | Foto: Getty Images

Entonces, ¿por qué será que el factoring, en el imaginario común del empresariado colombiano, resulta siendo una figura hasta tenebrosa, con una connotación tan negativa?  Por eso, quiero empezar a compartir por diferentes medios y quiero que me ayuden a socializar esta información a tantas empresas sea posible, porque en la medida que podamos convencer a las empresas del poder de esta herramienta, podremos tener una sustancial mejora de la economía nacional y del conjunto de nuestro tejido productivo.

1. El factoring no te hace ver débil: por el contrario, una empresa que realiza factoring es una empresa que es consciente del poder de liquidez atrapado que existe en sus cuentas por cobrar y las ventajas que puede obtener al contar con estos recursos para mantener a flote su operación.  Quien tiene el recurso, tiene el poder.

Seguros de crédito: ¿qué tan convenientes son? | Foto: Getty

2. El factoring no es para empresas quebradas: por el contrario, una empresa que hace factoring, puede tener mejores indicadores financieros reflejados en su liquidez y ejecución eficiente de sus ratios de razón corriente.

3. El factoring es solo para empresas grandes: cualquier empresa, por pequeña que sea o con la trayectoria que tenga, puede acceder a vender sus facturas.  Lo importante es verificar que su cliente tenga una capacidad de pago aceptable para el mercado de financiación de este tipo de operaciones.

4. El factoring es muy caro: contrariamente a otros tipos de financiación, en los que no se sabe el costo final porque las tasas pueden variar en el tiempo o frente a alternativas de préstamos “de la calle” con tasas impagables, el factoring supone una transacción con un precio cierto en la comercialización del activo y sobre el cual se puede generar una cobertura natural pudiendo pagar a tiempo a los proveedores que ofrecen mejores tarifas por pagos de contado.

5. El factoring no te endeuda: al tratarse de una venta de un activo, la transacción no genera un pasivo como contrapartida, sino que se convierte en caja inmediatamente, contra un gasto equivalente al asumido por la venta de las facturas.

El factoring electrónico no genera deudas. | Foto: Revista Semana

6. El factoring tiene impuestos: el factoring no incrementa la carga tributaria de las compañías. Si te están cobrando impuestos, ¡cambia de proveedor de factoring ya! Los temas correspondientes a tributos se generan en el momento de la prestación del servicio o comercialización de los bienes que constituyen la factura.

7. El factoring es complicado: con el RADIAN se le dio total trazabilidad y transaccionalidad eficiente al factoring en nuestro país. Existen oportunidades de mejora, pero vamos en línea de tener un proceso de comercialización de activos digitales que se encuentra por encima de los estándares de cualquier otro país desarrollado.

Sin duda, estamos en un escenario clave para que empresarios de todo tamaño tengan mayor conocimiento en todas las herramientas que hoy existen que permiten dar liquidez al aparato productivo del país, y que no están relacionadas con las fuentes de financiamiento tradicional.  Aquí, las nuevas tecnologías están jugando un papel fundamental para que ocurran este tipo de soluciones, pero podemos quedarnos en un punto sin avance si no existe una efectiva y dinámica difusión, y sobre todo, educación al mercado, acerca de estos mecanismos. Las empresas “emergentes” de la industria fintech estamos haciendo la tarea, pero se necesita de un respaldo orgánico de los diferentes actores para que la “magia” del financiamiento alternativo que promueve la inclusión financiera pueda ser una realidad.  Y en este sombrero, el factoring electrónico es protagonista.  ¡Hagamos factoring sin miedo!

Por: Alexandra Mendoza De Castro, Ceo y Founder Liquitech y Presidente de la Junta Directiva de Colombia Fintech