Equidad de género e igualdad de oportunidades son dos valores que deben ser prioritarios en todas las organizaciones. Aunque Colombia, entre otros países de América Latina, ha demostrado importantes avances en los últimos años, estas acciones más allá de ser una tendencia son una práctica fundamental para incentivar la participación de la mujer en los entornos empresariales, así como generar nuevas y mejores oportunidades para alcanzar posiciones de liderazgo.
De acuerdo con el Ranking PAR 2021, publicado en 2022, el 36 por ciento de las organizaciones en la región cuentan con metas de género, y el 38 por ciento con metas de género en liderazgo. Esto demuestra que el panorama ha cambiado y que es posible abrirse a un ambiente más equitativo, y a su vez invita a todas las empresas a conocer las brechas de género que persisten en el ámbito corporativo para impulsar verdaderas transformaciones sociales.
El liderazgo femenino en los diferentes sectores económicos además de ser un imperativo ético es un buen negocio. Se ha demostrado que las mujeres poseemos grandes habilidades gerenciales y estratégicas. Reducir la brecha global de género debe ser una prioridad, pues según McKinsey Global Institute actuar para promover la igualdad de género agregaría 13 billones de dólares al PIB mundial. La participación de las mujeres en el mercado laboral es un componente clave para las familias frente a las crisis económicas.
En el caso particular de la industria del gas natural, al cierre del año 2022 cerca de 7 mil mujeres hacen parte de los equipos de las compañías que integran esta industria. Y casi 600 ocupan posiciones de liderazgo dentro de estas organizaciones, siendo fundamentales para impulsar proyectos que generan una verdadera transformación social. Claro, faltan avances pero el camino está trazado y el objetivo definido.
Las mujeres que hoy hacemos parte de esta industria le apostamos al gas natural como un vehículo para contribuir a la reducción de la pobreza y el cierre de brechas de desigualdad en el país. Pero no lo podemos hacer solas: necesitamos de la experiencia y determinación de los hombres. La discusión no es de género sino de lograr el equilibrio justo entre las competencias de hombres y de mujeres.
El liderazgo no es cuestión de género, sino de formas diferentes de gestionar el talento humano, definir objetivos, comprender los entornos, hacer planeación y lograr resultados, que tienen las mujeres. El liderazgo femenino en el sector empresarial significa: empoderamiento, perseverancia y creatividad.
Muchas personas tienen una visión incorrecta sobre la equidad de género, pues creen que son las mujeres quienes deben promover su defensa, pero, por el contrario, los hombres son actores fundamentales en este proceso y quienes deben promover el cambio de pensamiento y comportamientos históricamente tradicionales que conducen de una u otra manera a la inequidad de género. Hay que trabajar en desaprender esos roles o hábitos adquiridos durante toda la vida y romper con mitos que minimizan la importancia de las mujeres en la sociedad.
Por eso es esencial que las organizaciones públicas y privadas fortalezcan sus políticas internas enfocadas en la equidad de género, dando un papel relevante a las mujeres en los procesos, además de fortalecer sus competencias y empoderarlas para que ejerzan roles de liderazgo.
Como sociedad aún tenemos la tarea de promover mucho más el liderazgo femenino. De confiar en las capacidades y habilidades de las mujeres, darles la oportunidad y empoderarlas.
*Presidenta de Naturgas.
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