De acuerdo con Confecámaras, se crearon más de 310.000 empresas en Colombia durante 2022. De estas, casi 230 mil pertenecen a personas naturales que, en un 62,5 por ciento de los casos, son mujeres. Es decir, más de 140 mil mujeres tuvieron un sueño, lo trabajaron y lo hicieron realidad.

Este mes se celebra el Día Mundial del Emprendimiento Femenino, una iniciativa impulsada por una emprendedora y filántropa, que busca destacar la importancia de las mujeres que deciden emprender y su impacto en la economía global, mientras da visibilidad a la relevancia de promover la igualdad de oportunidades en el ámbito empresarial.

Como mujer latina y líder de una organización, me siento orgullosa de ver cómo las mujeres estamos dando pasos cada vez más grandes en el mundo de los negocios y, al mismo tiempo, generamos un impacto en la comunidad.

Nosotras tenemos el poder de influenciar positivamente a otras cuando somos referentes de acciones inspiradoras capaces de generar beneficios para la comunidad. Eso debe movernos como sociedad para encontrar los mecanismos que permitan que cada vez más mujeres se le midan al emprendimiento y le apuesten, de esta manera, a mejorar su calidad de vida y la de su entorno.

En este sentido, se convierte en un imperativo reconocer el papel crucial que desempeñamos las empresas en la promoción de oportunidades para las emprendedoras. Mientras la sociedad avanza hacia una mayor inclusión, los programas sociales empresariales emergen como herramientas efectivas para impulsar el apoyo a las mujeres que buscan materializar sueños y labrar historias en sus comunidades.

Desde las organizaciones debemos ser actores activos en la consolidación de programas, proporcionando acceso a recursos, compartiendo conocimiento y generando oportunidades. Debemos fomentar, muy en línea con el espíritu del Día Mundial que conmemoro en esta columna, la creación de redes de apoyo y colaboración entre mujeres emprendedoras, para que logren su crecimiento y desarrollo.

columna Begoña Aristy | Foto: Cortesía PepsiCo

Y este propósito, en nuestro campo colombiano cobra un mayor sentido porque aún es necesario superar múltiples barreras culturales a través de la creación de políticas y oportunidades que promuevan la igualdad de género, y que abran la puerta a acciones de asociatividad. Las mujeres somos capaces de grandes cosas y juntas esa capacidad se potencia de manera exponencial.

Desde nuestra experiencia, al acompañarlas para que participen en asociaciones agrícolas, mejoran su productividad, compartiendo experiencias, insumos y adoptando prácticas sostenibles. Esto les trae beneficios como la posibilidad de diversificar sus ingresos, gestionar mejor sus recursos e invertir en educación, salud y otros aspectos que contribuyen a su bienestar tanto personal como familiar.

Además, les brinda empoderamiento económico, fortalecimiento de sus redes de apoyo y conocimiento ya que se habilitan los espacios para involucrarse en la toma de decisiones de sus comunidades, en beneficio de la agricultura y el desarrollo del campo colombiano.

Para concluir, hago un homenaje y mención a dos mujeres maravillosas, que gracias a su valentía y la promoción del modelo asociativo, hoy son referente y fuente de inspiración para otras mujeres. Juliana Murillo, colombiana, madre soltera, víctima del conflicto armado en Colombia, quien comenzó como secretaria en ASPLABEL (Asociación Nacional Agropecuaria de Productores de Plátano de Belén de Umbría) en el 2011, mientras realizaba su bachillerato y técnico en sistemas, hoy es la gerente y directora administrativa de la asociación.

Por otra parte, Liliana Bernal, quien conformó ASOORQUIDEA, una asociación de productoras de papa para la industria con un enfoque sostenible, que durante el 2021 logró la firma de un primer contrato con la compañía PepsiCo por 500 toneladas de papa bajo los estándares de calidad requeridos.

Sigamos respaldando las iniciativas lideradas por ellas, las emprendedoras de nuestro país, para que logremos un ecosistema empresarial más dinámico y creativo. Tengo la certeza de que con ayuda de estas iniciativas, las mujeres seguiremos fortaleciéndonos como agentes catalizadoras de progreso social y económico de Colombia.

Gerente general de PepsiCo Alimentos para la región Andina*

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