Deforestación, inundaciones, océanos ácidos, olas de calor, incendios y un sinfín de eventos propios del cambio climático gritan al mundo que debemos, más que hablar al respecto, actuar con determinación.

La sostenibilidad suena con más frecuencia en el sector empresarial y desde las organizaciones se convierte en bandera y estandarte para crear, proponer y desarrollar estrategias que beneficien ecosistemas, comunidades e, incluso, promuevan el desarrollo local.

Sin embargo, esas victorias no pueden generar escenarios de comodidad al interior de nuestras organizaciones, al contrario, deben llevarnos a reflexionar si los esfuerzos que hacemos en pro de nuestro planeta son suficientes.

Sin duda, el trabajo de cada industria responde a dolores diferentes, para algunos el uso de materiales como el plástico puede ser el mayor desafío, para otros, la utilización de los recursos puede ser prioridad. Sin importar cuál sea la necesidad, debemos enfocar nuestro esfuerzo en retribuir y equilibrar, convirtiendo la sostenibilidad en una forma de pensamiento que permee cada rincón de la cultura organizacional y direccione la estrategia empresarial.

En nuestro caso, por ejemplo, nos transformamos y pusimos la sostenibilidad y el capital humano en el centro porque entendimos que así podemos generar valor, respetar los límites planetarios e inspirar decisiones positivas para las personas y el planeta.

Ahora bien, debemos reconocer que este es un trabajo permanente en el que individuos y organizaciones somos aliados. En ese sentido, no puedo evitar preguntarme cómo desde el liderazgo, desde mi rol como ciudadana y mujer puedo insistir para encontrar mejores respuestas que beneficien a nuestro país y por qué no, sean replicadas en la región y en el mundo.

En medio de esa reflexión entendí que la motivación es el motor del cambio y que, así como PepsiCo le apuesta a la consolidación de un sistema alimentario sostenible que inspire a otros, cada organización persigue un objetivo de desarrollo que, al articularse, puede favorecer la consolidación de economías resilientes con las personas y el planeta.

Quienes tenemos la oportunidad de liderar iniciativas en materia de sostenibilidad debemos recordar la importancia de evaluar constantemente nuestro desempeño y pensar siempre en mejorar de forma continua.

Es momento de retar a nuestros equipos, de pensar fuera de la caja, de pensar en el siguiente movimiento para que nuestra relación con la Tierra pueda tener un balance. Aplaudamos nuestras victorias y desarrollemos estrategias exitosas sin perder de vista que en el camino hacia la sostenibilidad no solo podemos sino que debemos hacer más.

*Gerente general de PepsiCo alimentos para la región Andina

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