Este sábado 9 de octubre, luego de casi cinco años de cautiverio, fue dejada en libertad la monja colombiana Gloria Cecilia Narváez, quien se encontraba adelantando una misión en Malí, África, al momento de su secuestro.

El calvario comenzó en la noche del 7 de febrero de 2017 en Karangasso, cuando cuatro hombres armados irrumpieron en su congregación.

Según narró una correligionaria , los integrantes del grupo terrorista de Al Qaeda pretendían llevarse a otras dos monjas colombianas más jóvenes, pero Narváez se entregó a los secuestradores en su lugar y alegó ser “la superiora”. Ese día, Narváez fue raptada en un vehículo de la congregación.

“Es una mujer de una calidad humana especialísima, aterrizada, de altísima calidad humana, sacrificada a morir, movida por el amor a los pobres”, dijo sor Isabel Valencia.

El secuestro de Narváez fue reivindicado por el grupo yihadista Al Qaida en un video publicado en la red social Telegram en julio de 2017, y en el cual aparecía con otros rehenes.

El ‘modus operandi’ de Al Qaeda

Una fusión entre cuatro grupos salafistas-yihadistas (Katibat Macina, Ansar Dine, al-Mourabitoun y Magreb Islámico- una rama de al Qaeda en eel Sahara) dio origen al GSIM, según datos revelados por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).

El analista del CSIS, Jared Thompson, explica que existen algunas zonas bajo el dominio del grupo terrorista en el centro de Malí, y que es tal su nivel de control que un analista local se atrevió a compararlo con un califato.

“GSIM ataca regularmente a las fuerzas de seguridad y ejecuta asaltos de alto perfil contra objetivos militares y políticos (...) En los primeros cuatro meses de 2019 se registró un promedio mensual de 32 eventos violentos atribuidos al JNIM en Burkina Faso, Malí y Níger en comparación con 41 eventos mensuales promedio durante el mismo período en 2020, y 59 en 2021″, explicó Thompson.

Según datos del Departamento de Seguridad Nacional de España, otros grupos como el Boko Haram y el Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS) tienen presencia en Nigeria y en la región del Lago Chad, y en el último año se han registrado crecientes tensiones porque el EIGS ha aumentado su influencia en la región, que antiguamente era controlada por JNIM.

Mali ha sido escenario de diversos incidentes durante el 2020, todos ellos relacionados con acciones terroristas, las cuales se duplicaron si se compara con el año anterior. El 70% de estos ataques fue ejecutado por JNIM, según el informe de la entidad española.

Con información de AFP.