El siguienes es el reporte completo del Comité Internacional de la Cruz Roja sobre la situación en Haití: Panorama general Decenas de miles de personas afectadas por el seísmo del pasado martes están viviendo en las calles y en campamentos improvisados que se extienden por prácticamente todos los espacios públicos de Puerto Príncipe, según declaró el portavoz del CICR, Simon Schorno, que logró visitar algunas zonas de la ciudad el pasado viernes, entre ellas Christ-Roi, Nazon, Centre-Ville, Delmas y Canapé-Vert. “Es un caos absoluto”, afirmó. “Todos los barrios están destruidos. La gente deambula por las calles en busca de comida y ayuda. Muchos llevan mascarillas para protegerse del hedor de los cadáveres en descomposición. No hay tiendas de campaña, ni láminas de plástico, ni baños, ni lugares donde cocinar”. También describió escenas de gran solidaridad entre vecinos y extraños, que compartían lo poco que tenían con los demás y se organizaban como buenamente podían. Entretanto, los establecimientos médicos de Puerto Príncipe carecen de personal y de medicamentos suficientes. Están saturados y son incapaces de hacer frente a la gran afluencia de pacientes. El CICR continúa colaborando estrechamente con sus socios de la Cruz Roja en el terreno, evaluando las necesidades humanitarias y distribuyendo socorros. Está previsto que el domingo llegue a Haití un cargamento de 40 toneladas de suministros médicos. El viernes, especialistas del CICR evaluaron la capacidad de los principales centros médicos de la ciudad, la infraestructura hidráulica y de saneamiento del barrio de Cité Soleil en Puerto Príncipe, y las necesidades humanitarias de las personas alojadas en los campamentos improvisados. Asimismo, los equipos del CICR distribuyeron ayuda no alimentaria a varios hospitales locales y centros de detención. Campamentos improvisados Se estima que hay unas 50.000 personas en la famosa Place du Champ de Mars de la capital, y unos 40 puntos de reunión a lo largo de la ciudad donde acampan los atemorizados habitantes. Mientras tanto, están saliendo de la ciudad numerosos autobuses atestados de familias que tratan de reunirse con sus familiares en el campo. Unas 5.000 personas están viviendo cerca de la escuela secundaria St. Louis de Gonzague, durmiendo a la intemperie. Allí se podía ver a un hombre haciendo pedazos una cama y quemándola para hacer leña, mientras Sandra, una madre del barrio de Delman, explicaba que se había refugiado en el patio de la escuela a última hora del martes, poco después de que se produjera el terremoto. Ahora cuida de un total de 18 personas, entre ellos seis niños. “Tengo miedo de que enfermen”, explica. “Hoy no han comido nada”. Como muchos otros, Sandra quiere regresar a su barrio para ayudar en la búsqueda. “Todos están arreglándose como pueden”, explica Primrose, sentada al lado de su familia. “Tenemos miedo de las epidemias”. El CICR ha publicado un conjunto de preguntas y respuestas sobre los riesgos relacionados con los cadáveres y la propagación de enfermedades. Contrariamente a la creencia popular, los expertos afirman que los cuerpos de las personas que han muerto en una catástrofe como un terremoto, no propagan enfermedades. Clínicas y hospitales La mayoría de hospitales públicos y privados que aún están en pie siguen desbordados, sin médicos ni enfermeras suficientes para tratar a los cientos de heridos que se agolpan a sus puertas. En una clínica que visitó el CICR en Cité Militaire la situación es crítica. Melissa, una enfermera de 51 años, es la única profesional sanitaria. El edificio está vacío, mientras los pacientes esperan en el patio con sus familiares. No hay médicos. Melissa explicó al CICR que después del terremoto no regresaron y que probablemente estén atendiendo a sus propios familiares. Tampoco hay medicamentos, situación que se repite en otros establecimientos médicos de la ciudad. Una niña de ocho años con una pierna rota y espuma saliéndole por la boca lleva sufriendo y esperando ayuda desde el martes. Melissa nos cuenta que necesita antibióticos, gasas, y material de primeros auxilios. “No tengo nada, y mis pacientes necesitan una operación y cuidados ortopédicos”, explica. Hay dos cadáveres en el patio con las cabezas cubiertas de moscas. Una anciana a la que se le tuvo que amputar el brazo también está esperando con una brecha en la cabeza. “No hay analgésicos y está delirando”. Sus heridas ya huelen y sus familiares están aturdidos”, sostiene el señor Schorno. Los hospitales también se han visto afectados por la escasez de agua. Las autoridades locales han explicado que las estaciones de bombeo no funcionan y que es probable que las tuberías hayan resultado dañadas. Cité Soleil A diferencia de lo ocurrido con las estructuras de hormigón en otros barrios de la ciudad, los techos de hojalata de las chabolas de Cité Soleil, uno de los barrios más pobres de la zona, todavía siguen en pie, aunque las escuelas, los dispensarios y las tiendas resultaron destruidos. Magali, que regenta un pequeño restaurante en el barrio, dice que aún tiene alimentos para cocinar pero que, al haber pocos clientes, ha tenido que subir los precios desde la catástrofe. “Cocino estofado de verduras y arroz, pero los clientes no vienen. Llevo aquí desde esta mañana y no he servido nada. La gente quiere que les fíe, así que les doy de comer”. La semana pasada Magali cobraba el plato de estofado a 35 gourdes, lo que equivale a un dólar. Hoy, el mismo plato cuesta 75. Actividades del CICR Las actividades de ayuda humanitaria internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, incluidas las del CICR, son coordinadas por la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. El CICR, que ya estaba presente y activo en Haití antes del terremoto del martes, está reforzando sus actividades de respuesta a la crisis y sigue apoyando la intervención de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, así como la labor de la Cruz Roja de Haití. Un equipo formado por once expertos en situaciones de emergencia del CICR ha llegado a Puerto Príncipe desde Ginebra para evaluar el verdadero alcance de las necesidades humanitarias, y está previsto que el domingo salga otro equipo de especialistas del CICR. Actualmente hay unos 70 colaboradores del CICR trabajando en Haití, entre ellos 20 expatriados. Un avión de carga del CICR con 40 toneladas de suministros médicos fue desviado a Santo Domingo, en la República Dominicana, el viernes por la noche. El material se distribuirá por tierra en siete camiones, cuya llegada a Puerto Príncipe está prevista antes del domingo. Estos socorros permitirán a la organización adaptar su respuesta a las crecientes necesidades humanitarias en Puerto Príncipe. Entretanto, varias Unidades de intervención de urgencia enviadas por Sociedades Nacionales de la Cruz Roja de todo el mundo se dirigen rumbo a la capital haitiana para colaborar en las labores de atención médica y saneamiento en favor de las personas necesitadas. En los próximos días, está previsto que al menos 14 unidades de intervención de urgencia se desplieguen en el terreno y empiecen a funcionar. Entre ellas destacan dos “campamentos base” que funcionarán a pleno rendimiento, y proporcionarán todo el apoyo logístico y técnico necesario para la operación de socorro inicial. Restablecimiento del contacto entre familiares A lo largo del fin de semana, el CICR espera redoblar sus esfuerzos de búsqueda para restablecer el contacto entre las familias separadas. A fecha de 16 de enero, más de 19.300 personas habían registrado sus datos en el sitio web habilitado por el CICR www.icrc.org/familylinks, activado el jueves para ayudar a las personas que están buscando a sus seres queridos. Casi la totalidad de los datos fueron introducidos por personas que desean recibir noticias de sus familiares, aunque unas 1.400 personas han utilizado hasta ahora este sitio para informar de que se encuentran sanos y salvos. Los especialistas en el restablecimiento del contacto entre familiares del CICR tienen previsto en los próximos días empezar a informar de la existencia de este servicio a las personas alojadas en los campamentos improvisados, y recabar información de los supervivientes.