Durante una década de poder de Xi Jinping, China construyó la mayor flota militar del mundo, modernizó el Ejército más numeroso del mundo y amasó un arsenal balístico y nuclear capaz de poner en apuros a cualquier enemigo. Y los próximos años de mandatos del presidente chino probablemente presencien una acelerada carrera armamentística en Asia-Pacífico ante la intención de sus vecinos de seguir el ritmo de Pekín.
De norte a sur, la compra de armamento se ha disparado en la región: Corea del Sur ha desarrollado una flota de alta mar y Australia ha adquirido submarinos de propulsión nuclear. Según los datos del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos en Londres, el gasto en defensa en Asia-Pacífico únicamente el último año superó el billón de dólares.
China, Filipinas y Vietnam duplicaron su gasto militar en la última década. Corea del Sur, India y Pakistán no se quedaron lejos. Incluso Japón, dotado con una Constitución pacifista, propone presupuestos récord de defensa y se inclina a terminar con su antigua política citando un entorno de seguridad “crecientemente severo”.
“Todos los actores clave en la región de Indo-Pacífico responden a la modernización militar de China tan rápido como pueden”, dice Malcolm Davis, antiguo responsable de Defensa ahora en el Instituto de Política Estratégica de Australia.
Esfuerzo de modernización
Durante años, el Ejército Popular de Liberación (EPL) se consideraba mal equipado e ineficiente: armado con municiones soviéticas anticuadas, lastrado por la corrupción y dominado por una fuerza de infantería con un pobre balance en campañas en el extranjero. La participación del EPL en la guerra de Corea se saldó con 200.000 vidas chinas. En 1979, una invasión en Vietnam costó decenas de miles de bajas y ha sido borrada casi por completo de la historia oficial.
Cuando Xi asumió el mando del Ejército chino en 2013, ya había reformas en marcha. Habían empezado en los 1990, cuando su antecesor Jiang Zemin se vio sorprendido por las proezas militares estadounidenses en la guerra del Golfo y la tercera crisis del estrecho de Taiwán. Pero “no fue realmente hasta Xi Jinping que este esfuerzo se tradujo en competencias”, dice el consultor estratégico Alexander Neill a la AFP.
China acababa entonces de presentar su primer portaviones Liaoning, un buque ucraniano readaptado, y los aviones de combate J-15 basados en los Sukhoi soviéticos. Ahora, el presupuesto militar chino lleva 27 años creciendo, según el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz.
“Único competidor”
Actualmente, China cuenta con dos portaaviones activos, cientos de misiles balísticos de medio y largo alcance, miles de aviones de combate y la flota naval más extensa, superando a Estados Unidos. Cuando Pekín bloqueó breve y parcialmente Taiwán en agosto, un alto mando militar estadounidense reconoció tácitamente que no sería tan fácil prevenir un bloqueo real, ni siquiera para Washington.
“Tienen una Marina muy amplia y si quieren acosar y poner barcos alrededor de Taiwán, pueden hacerlo”, dijo Karl Thomas, comandante de la Séptima Flota. En paralelo, su arsenal nuclear crece exponencialmente y, según el Pentágono, probablemente puede ser disparado desde tierra, mar y aire.
Según el Boletín de Científicos Atómicos, China dispone de 350 cabezas atómicas, casi el doble de lo que tenía durante la Guerra Fría. La inteligencia estadounidense prevé que el arsenal se doble hasta las 700 en 2027, todavía muy lejos de las cerca de 5.500 en posesión de Washington.
El Pentágono alerta ante el poderío y la ambición militar de China. “Es el único competidor capaz de combinar su poder económico, diplomático, militar y tecnológico para plantear un desafío sostenido al sistema internacional estable y abierto”, dijo en un informe el año pasado. “Pekín busca remodelar el orden internacional para alinearlo mejor con su sistema autoritario y sus intereses nacionales”, añadió.
*Con información de la AFP.