Días después de la conmemoración del 22º aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Nueva York inauguró este miércoles un nuevo centro de las artes en la Zona Cero, que completa su reconstrucción.
La gobernadora del estado de Nueva York, el alcalde de la ciudad y otras autoridades municipales se reunieron para inaugurar el Centro Perelman de las Artes Escénicas, un proyecto que llevaba décadas gestándose con el fin de proporcionar un espacio de sanación y celebración de la vida en el lugar de los atentados, que se cobraron la vida de más de 2.700 personas.
Este centro cultural es la pieza final de un proyecto destinado a la antaño devastada zona del Bajo Manhattan, donde los estanques reflectantes señalan una zona de conmemoración, el museo, un lugar de educación y ahora el centro de artes para la renovación.
“Perdí a mi marido, David, y cada vez que vengo al lugar, mis sentimientos van cambiando. Al principio, una crudeza llena de pérdida y añoranza insoportables”, dijo Paula Grant Berry, miembro del jurado que seleccionó el diseño del monumento conmemorativo del 11-S.
“Pero ahora, después de más de dos décadas, y aunque pueda sonar un poco extraño, me embarga un sentimiento más esperanzador”.
Tras los ataques, muchos defensores de construir un centro cultural en el lugar repitieron una frase que dijo el legendario compositor Leonard Bernstein, días después del asesinato de John F. Kennedy: “Esta será nuestra respuesta a la violencia: hacer música con más intensidad, más belleza y más devoción que nunca”.
En la ceremonia de este miércoles se recordó esta cita, y hubo una interpretación de la balada definitiva de Bernstein y Stephen Sondheim, Somewhere de West Side Story, así como una “conexión de cintas” en lugar del tradicional corte, con la intención de simbolizar la unidad.
El proyecto de 500 millones de dólares y 129.000 metros cuadrados a los pies del World Trade Center recibió importantes fondos del exalcalde de la ciudad Michael Bloomberg, que aportó 130.000 dólares al desarrollo, financiado en su mayor parte con donaciones privadas.
El edificio, con forma de cubo, revestido con casi 5.000 baldosas de mármol, alberga tres teatros principales, que pueden utilizarse de forma independiente o combinada, con 60 configuraciones diferentes y capacidades que van de 90 a 950 asientos.
“Las artes, como todos sabemos, son el corazón de lo que hace de Nueva York un faro de luz para la gente de todo el mundo”, dijo Bloomberg en la ceremonia de inauguración. “Y el Bajo Manhattan siempre ha sido un cruce de caminos del mundo y un hervidero de creatividad”.
En sus primeras fases de concepción, el proyecto iba y venía sin despegar, ya que la atención se centró en el monumento conmemorativo y el museo, así como en el nuevo rascacielos y en un centro de tránsito y comercio diseñado por el arquitecto español Santiago Calatrava.
Pero en 2015 el arquitecto Joshua Ramus ganó un concurso internacional de diseño destinado a reavivar el impulso, mientras el magnate Ron Perelman donaba 75 millones de dólares para relanzar los esfuerzos de recaudación de fondos.
El centro, finalmente inaugurado, pretende exhibir tanto a artistas emergentes como consagrados del mundo del teatro, la danza, la música, la ópera y el espectáculo multidisciplinar.
“Lo que conecta todo el trabajo a través del eclecticismo de la programación es lo que significa contribuir a la sanación cívica, lo que significa reunir a la gente y crear conexiones en este lugar, en el World Trade Center”, declaró Bill Rauch, director artístico del Perelman.
*Con información de AFP.