Ucrania acusó el miércoles a Rusia de llevar a cabo ataques que mataron a 14 civiles en áreas cercanas a la planta de energía nuclear de Zaporiyia, controlada por los rusos desde marzo. El G7, el grupo de las economías más avanzadas, afirmó que el control ruso de esa central nuclear, la mayor de Europa, “pone en peligro a la región”.
Dnipropetrovsk, la zona bombardeada durante la madrugada, es una región en el centro-este ucraniano hasta ahora relativamente segura, hacia donde se están evacuando a civiles del Donbás (este). Rusia y Ucrania se achacan mutuamente la responsabilidad de esos ataques en esa región próxima a la planta nuclear. Los ataques dejaron además 11 heridos, cinco de ellos en estado grave, informaron las autoridades.
“Hemos pasado una noche horrible (...). Es muy difícil sacar los cuerpos de debajo de los escombros”, escribió en Telegram el gobernador Valentin Reznichenko, pidiendo a los residentes que se refugien en lugares seguros. “No dejen que los rusos les maten”, agregó.
La mayoría de las muertes se registraron en Marganets, a orillas del río Dnipro, frente a la central. En el balance entra igualmente una mujer que murió en el bombardeo de Kushugum, una aldea también situada en la zona de Zaporiyia. El jefe del consejo regional, Mikola Lukashuk, dijo que los ataques habían afectado a una línea eléctrica local, dejando a miles de personas sin electricidad.
Llamamiento del G7
Las tensiones actuales reavivan el recuerdo de la catástrofe de Chernóbil, en el norte de Ucrania, el peor accidente nuclear de la historia, que tuvo lugar en 1986 cuando este país formaba parte de la Unión Soviética.
El G7 condenó la ocupación rusa de la planta y urgió a Moscú a devolver su control total a Ucrania. El operador ucraniano Energoatom afirmó el martes que las fuerzas rusas tratan de establecer una conexión terrestre entre la central de Zaporiyia y Crimea.
Los bombardeos en Dnipropetrovsk se produjeron un día después de una gran explosión en un aeródromo militar de la península de Crimea, anexada por Moscú en 2014. Moscú insiste en que las explosiones fueron causadas por municiones y no por fuego ucraniano, sin que Kiev desmintiera hasta ahora esa versión.
“Muchos disparos”
Los combates también continuaban en la cuenca del Donbás, formada por las regiones de Donetsk y Lugansk, donde las tropas rusas avanzan gradualmente. La ciudad de Soledar, en Donetsk, se encuentra bajo bombardeos constantes.
Las tropas rusas intentan hacerse allí con un punto de apoyo para avanzar hacia Bakhmut, una localidad más importante. En esa última localidad seis personas murieron por ataques rusos el miércoles por la tarde, según Kiev.
En Soledar, los ecos de las bombas de racimo y la artillería retumban en los edificios de apartamentos con las ventanas rotas. Algunos de los pocos habitantes que permanecen allí ahora viven en sótanos usados a modo de refugios antiaéreos. “La mayoría se ha ido. Da mucho miedo. Hay muchos disparos”, dijo Svitlana Klimenko, de 62 años. “Solo quiero irme para envejecer de manera normal, morir normalmente, no ser asesinada por un misil”.
Ahorro enérgico en Europa
La guerra ha obstaculizado gravemente el suministro de cereales de Ucrania y provocado una crisis alimentaria internacional. Pero algunos barcos han podido salir de los puertos ucranianos en los últimos días, gracias a un acuerdo entre Moscú y Kiev negociado con mediación de Naciones Unidas y Turquía.
Las sanciones impuestas por los países occidentales a Rusia –la última, un embargo sobre el carbón ruso que entrará en vigor a medianoche– hacen temer que Moscú acabe cortando el suministro de gas. Por ello, los países de la UE han comenzado a implementar medidas para ahorrar energía, con restricciones de aire acondicionado e iluminación de edificios públicos y comercios en España o la atenuación del alumbrado público en Viena.
**Con información de la AFP.