Las lluvias torrenciales en el área metropolitana de Recife, en el nordeste de Brasil, dejan 84 muertos, según el último balance de las entidades oficiales, y tras las declaraciones del gobernador del estado de Pernambuco, una de las regiones más afectadas.

El epicentro de este nuevo desastre natural en Brasil fue en la comunidad Jardim Monteverde, una zona escarpada y de casas precarias en la frontera entre Recife, la capital de Pernambuco, y el municipio de Jaboatao dos Guararapes, donde un deslizamiento soterró el sábado casas enteras y provocó la muerte de 19 personas.

Desde la tarde del sábado, Flávio José da Silva seguía buscando a su padrastro Gilvan entre los escombros de lo que era su casa. Poco después de que el cerro colapsara, logró hablar con él. “Nos dijo: ‘Estoy aquí debajo de la tierra’. Esperamos encontrarlo vivo”, relató a la AFP, señalando a la montaña de desechos mezclados con lodo.

En Jardim Monteverde, los rescatistas retiraban escombros con la ayuda de voluntarios, en medio de una gran destrucción y el dolor de los vecinos. Luiz Estevao Aguiar, uno de los afectados, dijo entre lágrimas a TV Globo que once de los muertos en ese deslave eran parientes suyos.

“Se murió mi hermana, mi cuñado, murieron once personas de mi familia, fue difícil. Fue muy difícil. No me esperaba esto”, expresó el hombre mayor que vive en otro municipio ante la tragedia.

En el balance anterior se daba cuenta de 56 desaparecidos por los deslizamientos de tierra, el colapso de casas o las furiosas corrientes de agua y barro que arrasaron con todo a su paso en Recife y una decena de municipios, entre ellos Olinda, que se decretó en emergencia. Pero en el último parte las autoridades dijeron que el número de personas cuyo paradero se desconoce “no está cerrado”.

“Todavía no tenemos ese número exacto, pero todavía hay reportes de víctimas de los accidentes causados por las lluvias que no fueron localizados. Las búsquedas continuarán hasta que podamos identificar a todas las personas desaparecidas”, dijo en rueda de prensa Paulo Camara, el gobernador de Pernambuco, haciendo referencia a la dificultad para acceder a las cifras exactas de víctimas.

Cámara anunció que el gobierno del estado desbloqueó una partida de emergencia de 100 millones de reales, lo que equivale a unos 20 millones de dólares, para tareas de búsqueda y obras urgentes. Ya que los estragos dejaron casi 4.000 personas sin hogar o desplazadas y grandes daños en las infraestructuras de varios municipios.

Por su parte, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que este domingo envió a Recife una comitiva de cuatro ministros, afirmó que visitará el lunes la zona afectada y anunciará medidas “de apoyo a la población y a los municipios afectados”, en medio de un panorama desolador y un pronóstico de más lluvias que descienden las esperanzas de que acaben los estragos.

Es de resaltar que, entre la noche del viernes y la mañana del sábado, el volumen de lluvias alcanzó el 70 % de lo esperado para todo mayo en algunos puntos de la capital pernambucana, por lo que las autoridades de emergencias no dieron abasto.

La meteoróloga Estael Sias, de la agencia MetSul, explicó a la AFP que las intensas lluvias que afectan a Pernambuco y, en menor medida, a otros cuatro estados del nordeste del país, son producto de un fenómeno típico de esta época, las llamadas “ondas del este”, áreas de “perturbación atmosférica” que se desplazan desde el continente africano hasta esa región litoral brasileña.

“En otras zonas del Atlántico esta inestabilidad forma huracanes, pero en el nordeste de Brasil tiene el potencial de mucha lluvia e incluso tormentas eléctricas”, explicó.

Las imágenes de este fin de semana evocan el drama ocurrido en febrero en Petrópolis, en el estado de Río de Janeiro, donde murieron 233 personas por lluvias torrenciales y deslaves, sin mencionar las emergencias vividas a finales de 2021 que aumentaron más las cifras de víctimas.

*Con información de AFP.