Amou Haji pasó más de cincuenta años sin darse “una ducha”, pero no por capricho, él guardaba una razón que para muchos puede parecer irónica. Su decisión estaba basada en el temor de enfermarse, por lo que prefería que los comentarios al respecto pasaran a segundo plano, antes que poner en tela de juicio la que mantenía como toda una convicción.
El hombre, de 94 años, falleció este domingo (23 de octubre) en Dejgah, un pueblo ubicado en la provincia de Fars (en el sur iraní), según señaló la agencia de noticias IRNA. Pese a que fueron décadas las que este hombre no tuvo interés en conocer lo que era el contacto del agua con su cuerpo, lo que despertó el desconcierto incluso entre el sector médico era el buen estado de salud del que gozaba.
Por más de medio siglo, Haji, quien era soltero, pasó a ser reconocido como “el hombre más sucio del mundo”, por su renuencia a bañarse. Medios internacionales recalcan que su estilo de vida comenzó tras varios infortunios emocionales que lo llevaron a aislarse del mundo convencional.
Todo un estilo de vida
Su niñez y juventud estuvo marcada por las calles como único hogar y en los últimos años un refugiado improvisado de ladrillos o un agujero en el suelo se convirtieron en su casa. Sobre el primero, residentes de la zona decidieron unir esfuerzos para construir ese resguardo, mientras estaban intranquilos por él día a día de este adulto mayor.
Hace ocho años fue uno de los episodios en que Haji salió del anonimato, pues un medio local le dedicó un artículo en el que lo catalogó como “El hombre más sucio”, y cuyas fotos y videos no tardaron en replicarse a través de las redes sociales. Según detalla el Clarín, la solución, por ejemplo, cuando requería de un corte de cabello, era exponerlo al fuego.
Él logró hacerles frente “contra viento y marea” a unas condiciones por las que más personas de su edad esperarían no tener que sobrellevar, pese a que muchas veces la situación económica no deja abiertas salidas. Al frío le hacía frente con un casco y se las arregló para improvisar su vestimenta.
De acuerdo con ese medio internacional, Kailash Singh (de 66 años y procedente de India), también llevaba a su manera casi un récord de “no ducharse”, al completar más de 30 años desde que su cotidianidad dio un giro de 180 grados. Sin embargo, el iraní ya había hecho su propia marca y le llevaba una amplia ventaja.
Una condición de salud inimaginable
La extraña vida de Amou Haji fue el nombre que recibió un corto documental en alusión a su estilo de vida que, para más de uno, puede parecer inconcebible. Poco a poco su historia traspasó las fronteras de la República Islámica y llegó a oídos de la prensa internacional.
Pero no solo medios locales y de otros países conocieron su historia, esta también empezó a hacer eco entre el gremio científico. De hecho, un equipo sanitario de la Escuela de Salud Pública de Teherán (la capital) lo visitó en su momento y pudo hacerle algunas pruebas.
Según el Clarín, en los exámenes, este grupo esperaba encontrar alguna anomalía o enfermedades de mayor complejidad como el Sida. Sin embargo, los hallazgos fueron sorprendentes, pues no hubo rastro de alguna bacteria que pudiera desarrollar determinada complejidad. Solo encontraron una infección conocida como Triquinosis (que suele aparecer por ingerir carne mal preparada), pero que en Haji no tenía señales de presentar síntomas.
Su conclusión fue que las circunstancias complejas por las que vivió este hombre, le hicieron portar un sistema inmunológico fuerte que, por ende, lo protegió de patologías e hizo que estuviese próximo a completar un siglo de vida.