El jefe del Gobierno alemán, Olaf Scholz, declaró su intención de “desarrollar más” las relaciones económicas con China tras reunirse el viernes en Pekín con el presidente chino Xi Jinping, en el marco de una controvertida visita por el recelo creciente entre la potencia asiática y las occidentales.
“No estamos de acuerdo en desvincular” las relaciones económicas con China, dijo Scholz, que también fue recibido por el primer ministro Li Keqiang. “Pero está claro que para nosotros ello está vinculado a relaciones económicas equitativas, con una reciprocidad en lo referente a una apertura a las inversiones”.
Scholz es el primer dirigente del grupo G7 de las economías más avanzadas y de la Unión Europea (UE) que viaja a China desde el inicio de la pandemia.
Su viaje, poco después de la reelección de Xi al frente del Partido Comunista que le abre la puerta a un tercer mandato como presidente del país, se ve con ojo crítico en Estados Unidos, Francia, en la UE y dentro de la propia Alemania.
En su reunión con Xi, Scholz aseguró que quiere “desarrollar más” las relaciones económicas bilaterales, pese a las advertencias de que Alemania depende ya demasiado de China.
“Es bueno que podamos abordar aquí todas las cuestiones, incluidas aquellas en las que tenemos puntos de vista distintos. Para esto sirve el intercambio”, dijo Scholz a Xi.
Respeto mutuo
“Estamos en un momento de grandes tensiones causadas especialmente por la guerra de Rusia en Ucrania”, indicó Scholz.
Los países occidentales, que apoyan a Ucrania, ven la “neutralidad” de Pekín como un respaldo tácito a Moscú.
Scholz le pidió a Xi que ejerza “su influencia” sobre Rusia para que esta ponga fin a la guerra en Ucrania.
Alemania y China acordaron rechazar cualquier uso del arma nuclear en este conflicto, una amenaza mencionada varias veces por Moscú.
“La guerra en Ucrania crea una situación peligrosa para el mundo entero (...) y en China todos saben que una escalada tendría consecuencias para todo el mundo”, declaró a la prensa Scholz.
El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, destacó al finalizar este viernes una reunión del G7 en Alemania “una convergencia creciente entra Estados Unidos y Europa en su enfoque sobre China”.
Xi consideró que “China y Alemania deben respetarse mutuamente” y “resistir conjuntamente a las interferencias” en su relación.
“Esperamos que Alemania continúe una política positiva con respecto a China”, añadió, citado por la televisión nacional CCTV.
“Mientras Alemania no critique a Pekín, las relaciones serán armoniosas”, estimó Thorsten Benner, del Instituto Global de Políticas Públicas, GPPI, en Berlín, en declaraciones a la AFP.
Resentimiento y presión
Con su visita, el canciller socialdemócrata sigue los pasos de su antecesora democristiana, Angela Merkel, que viajó doce veces a China en 16 años de gobierno. Junto a Scholz viajaban industriales alemanes como los dirigentes de Volkswagen y BASF.
Pero la dependencia de la primera economía europea a esta autocracia, donde las empresas alemanas generan una parte importante de sus beneficios, está cada vez más cuestionada.
La ministra alemana de Relaciones Exteriores, la ecologista Annalena Baerbock, llamó a “no depender más de un país que no comparte nuestros valores”, por riesgo de ser “políticamente vulnerables al chantaje”.
Días antes del viaje, el canciller alemán autorizó una participación china en la terminal portuaria de Hamburgo, al norte del país.
“Pese al resentimiento y a la presión contra las políticas industriales de China”, Scholz “parece decidido a hacer caso omiso por ahora”, opina el politólogo Shi Yinhong, de la universidad Renmin en Pekín.
Este desplazamiento “confiere una legitimidad internacional” a Xi y “muestra que China no está aislada”, explica Noah Barkin, investigador del Fondo Marshall alemán en Berlín.
No es una opción
El director de Volkswagen en China, Ralf Brandstatter, acudió al rescate del canciller: “En Europa y en Alemania, muchos piensan que esta visita es inapropiada. Para mí, no es así”.
“La desvinculación no puede ser una opción seria para los dos países”, indicó, recordando que “China es el socio comercial más importante de Alemania”.
Tratando de apaciguar los ánimos, Scholz prometió “no omitir las controversias” durante esta visita.
*Con información de la AFP.