En medio de los continuos escándalos de abusos sexuales que manchan la imagen de la iglesia Católica por culpa de algunos de sus sacerdotes que incurren en prácticas indebidas, se conoció que el papa emérito, Benedicto XVI, actualmente tiene una demanda en su contra ante los tribunales alemanes, aunque valga la pena aclarar que esta no refiere ningún caso de abuso del que fuere responsable, sino en su caso, se trata de su eventual responsabilidad en un caso de encubrimiento cuando otrora se desempeñaba como arzobispo de la ciudad de Munich.
Según ha trascendido a través de los medios internacionales, la demanda fue interpuesta por la persona que se declara víctima del caso de abuso sexual perpetrado por un sacerdote, en momentos en que el entonces Joseph Ratzinger era su superior.
En ese mismo sentido, según han dado a conocer medios internacionales, y cómo lo habría revelado la vicepresidente de la Audiencia Provincial de Traunstein, el papa emérito ha manifestado que está dispuesto a comparecer ante los tribunales correspondientes, con el objeto de defenderse de las acusaciones por el presunto encubrimiento.
Sobre el caso referido, medios internacionales también han precisado que el demandante sería un hombre que actualmente tiene 38 años, y quien señala que el responsable de haber atentado contra su integridad; en el caso presuntamente encubierto por quien posteriormente fuere elegido papa, fue el sacerdote Peter H., afirmando a su vez que los hechos de vulneración de su integridad, se presentaron en la década de los 90.
Además, el demandante ha especificado que los casos de abuso se cumplieron cuando él era niño, y habitaba en la provincia de Baviera, más precisamente en la localidad de Altöttling, ubicada al sur del territorio alemán.
Si bien el hombre es consciente de que los cargos, en materia penal, podrían ya haber prescrito para su agresor, este ha hecho énfasis en que buscará que se haga justicia así sea en materia civil, advirtiendo la importancia de que las personas implicadas reconozcan su responsabilidad.
En ese sentido, además del sacerdote señalado del abuso, también se impusieron causas en contra de dos ex arzobispos de la ciudad de Munich, incluido Benedicto XVI, advirtiendo que sobre estos recae una serie de responsabilidades al ser los superiores del culpable, y por no haber hecho nada para prevenir o castigar los actos indebidos por parte de este.
Además de Ratzinger, la causa interpuesta por el presunto hombre víctima, también involucra al religioso Friedrich Wetter, quien también alcanzó el grado de cardenal.
Pese a lo pomposo y escandaloso que pueda resultar el hecho a la luz de los fallos institucionales de la iglesia católica en la materia, expertos han explicado que la causa en contra del presunto victimario ya ha prescrito.
Según explica la demanda que pesa en contra del otorrea cardenal Ratzinger, fue este quien designó al señalado victimario para ejercer labores ‘pastorales’, aclarando que dicha designación no debería haberse hecho en tanto ya pesaban señalamientos en contra del sacerdocio por presuntas conductas sexuales indebidas, las cuales eran de conocimiento en la llamada diócesis de Essen.
El caso, para ese momento, revestía especial cuidado en tanto para la época también pesaba ya una condena del tribunal de Ebersberg en contra del sacerdote por hechos del mismo corte acaecidos en la localidad de Grafing.
Si bien las autoridades alemanas han confirmado la existencia manifiesta de una voluntad por parte de Benedicto XVI a defenderse, aún no se conoce un comunicado oficial por parte del Vaticano o del mismo papa emérito al respecto.
En ese sentido, la defensa de Benedicto XVI debería presentarse a través de un escrito antes del mes de enero de 2023; es decir, quedan cerca de dos meses de plazo para ello.
De momento, se desconoce qué tipo de argumentos empleará el religioso en su defensa. Según medios internacionales, la manifiesta disposición del papa emérito para defenderse de la acusación, abre las puertas para la realización de un juicio sobre el particular, aclarando que de no ser así, el tribunal hubiese tenido que estudiar el caso y fallar sin tener en cuenta los argumentos del demandado, lo que se llama popularmente “sentencia en rebeldía”
En caso de que se abriera un juicio, el papa emérito debería viajar a Alemania para atender, en persona el escenario.