Autoridades de México intensificaron este viernes los esfuerzos para rescatar a 10 mineros que permanecen atrapados desde el miércoles debido al colapso de un precario yacimiento de carbón en el noreste del país, movilizando a más rescatistas y maquinaria.
Unas 383 personas, entre militares y civiles, trabajan “sin descanso” en la mina colapsada, ubicada en la localidad de Agujita, Coahuila, informó el vocero de la Presidencia de México, Jesús Ramírez. Esto supone un incremento de más de 100 personas respecto al jueves.
Operan además 19 bombas de agua capaces de extraer hasta 60 litros por segundo del interior de la mina, inundada tras el colapso de uno de sus muros, además de barrenadores para facilitar la instalación de más equipos, informó, por su parte, el gobernador de Coahuila, Miguel Riquelme.
“No cesarán los trabajos hasta lograr el objetivo”, aseveró el mandatario estatal vía Twitter.
Pero a pesar del reforzamiento del operativo, familiares de los mineros preparan el ánimo ante lo irremediable.
“Necesito estar controlada para lo que venga y cualquier cosa que me digan”, dijo a la AFP Érika Escobedo, quien espera noticias de su esposo, Hugo Tijerina.
La joven, de 27 años, tuvo que decirles a sus dos pequeños hijos que su padre “ya salió” para mantenerlos en calma.
Reducir nivel de agua
Los trabajos se enfocan en reducir los niveles de agua en la mina para permitir la entrada de rescatistas.
“Resulta indispensable reducir el nivel del espejo de agua en la zona del incidente para (...) permitir el ingreso seguro al personal especializado en búsqueda y rescate”, dijo este viernes Laura Velázquez, coordinadora nacional de Protección Civil, durante la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Velázquez detalló que los niveles de agua han bajado de 34 a 30 metros.
Jesús Mireles Romo, de 24 años, fue de los primeros familiares en llegar al lugar del accidente, incluso antes que las autoridades. Su padre, José Luis, está atrapado.
“Me duele la desesperación, no saber qué pasa, ¿hasta cuándo voy a volver a verlo?”, dice a la AFP mientras su voz se quiebra entre el llanto y la angustia.
Mireles y otros familiares han acompañado sin pausa las arduas y apuradas labores para liberar a los obreros. Aguardan en las cercanías del socavón, de unos 60 metros de profundidad.
“No pierden la esperanza”
El ronroneo de las potentes bombas que extraen el agua acompaña el ajetreo de rescatistas y familiares.
Mireles no se ha movido del lugar desde la tarde del miércoles y con sus dos hermanos trató de auxiliar a los accidentados antes que el personal del Gobierno asumiera el rescate.
“Es doloroso ver a tus hijos que no pierden la esperanza de volver a ver a su papá”, dijo Claudia Romo, la madre de Jesús, de 45 años.
La mina se ubica unos 1.130 km al norte de Ciudad de México, en la llamada región carbonífera de Coahuila.
Luego del colapso, cinco mineros “lograron salir” y fueron trasladados a un hospital, de los cuales dos fueron dados de alta, según autoridades.
Trabajo riesgoso
La mina accidentada tiene tres pozos interconectados por donde se extrae el carbón, según un diagrama que presentó el Ejército.
El accidente ocurrió cuando al excavar los trabajadores se toparon con un área contigua llena de agua que al derrumbarse provocó una inundación.
La mina colapsada es del tipo denominado “pocito”, muy utilizada para extraer carbón en Coahuila.
Son infraestructuras artesanales que suelen ser peligrosas para quienes trabajan en ellas, pues no tienen infraestructura de concreto que proteja a los trabajadores de derrumbes, como una mina industrial, explicó el ingeniero metalúrgico Guillermo Iglesias a una radio local.
María Guadalupe Cabriales, hermana de Mario Alberto, otro de los mineros atrapados, asegura que si él vive “ya no va a trabajar en los pozos”.
“Que trabaje en otra cosa que al cabo como quiera la familia come”, advirtió la mujer.
En junio de 2021, siete mineros murieron tras el colapso de otra mina de carbón en la región de Múzquiz, también en Coahuila, principal productor de dicho mineral en México.
El más grave accidente minero en esta región, fronteriza con Estados Unidos, ocurrió el 19 de febrero de 2006, cuando una explosión de gas en la mina Pasta de Conchos, controlada por el conglomerado Grupo México, provocó la muerte de 65 trabajadores.
Solo dos cadáveres fueron rescatados luego de esa tragedia.
Ante una supuesta inacción del Estado, el caso fue llevado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, donde continúa el litigio. En febrero pasado, el Gobierno anunció el inicio de los trabajos para el rescate de los cuerpos, pero las familias han expresado su descontento por la lentitud del proceso.