Kairan Quazi tiene 14 años, pero su vida es muy distinta a la de la mayoría de jóvenes de su edad. Acaba de ser aceptado como parte del equipo de SpaceX, la reconocida empresa estadounidense de fabricación aeroespacial, de propiedad del hombre más rico del mundo, Elon Musk.
Quazi nació el 27 de enero de 2009 en el área de la bahía de San Francisco, en Estados Unidos, hijo de los bangladesíes Mustahid y Jullia Quazi. Su padre era ingeniero químico y su madre trabajaba como ejecutiva de Wall Street.
El joven hará parte del equipo de SpaceX como ingeniero de software y habló con SEMANA sobre este reto y la forma en que una persona tan joven asume el desafío.
Cómo llegó a Space X
Su familia comenzó a notar, desde los dos años, gestos de precocidad intelectual, por lo que decidieron hacerle una evaluación de sus habilidades intelectuales y emocionales. Sus capacidades en los dos ámbitos fueron entonces catalogadas como “fuera de serie”.
Gracias a su diagnóstico, Quazi ingresó al programa Mensa International, un reconocido proyecto especializado en personas con un alto coeficiente intelectual.
El médico de familia y los maestros de escuela aconsejaron a los Quazi inscribir al joven en la universidad, así que después de tercer grado, con apenas nueve años, ingresó a Positas Community College, una universidad en California.
Allí, el joven estudió matemáticas, química y ciencias. En el año 2020, a los 11 años, fue transferido a la Universidad de Santa Clara, también en California, de donde se graduó de informática e ingeniería como el estudiante más joven en graduarse de esa institución.
El reto de SpaceX
Quazi realizó su pasantía y luego inició la búsqueda formal de trabajo, como cualquier profesional en su camino como recién graduado. Fue inicialmente rechazado por 95 empresas diferentes durante su proceso de búsqueda de empleo.
Para un joven con esas condiciones intelectuales, la edad es siempre un desafío. En redes sociales, por ejemplo, Quazi dio a conocer que en LinkedIn rechazaron su solicitud para ingresar a la red, debido a su edad.
El mismo Quazi reconoce que SpaceX es una de las empresas con mayores filtros para ingresar: “buscan ingenieros con conocimientos técnicos avanzados, pero que también aporten perspectivas multidisciplinares, grandes dotes de comunicación, facilidad para relacionarse y una mentalidad de colaboración”, le contó el joven a SEMANA.
El proceso incluyó 10 rondas de entrevistas y, como muchos retos de su vida, aunque no fue fácil, salió adelante: “lo más divertido del proceso fueron las preguntas difíciles y los retos, pero lo más duro fue mi falta de confianza al pensar en cómo verían mi edad”.
Hoy se siente honrado de haber sido seleccionado: “aceptan alrededor del 0,2% de los candidatos, así que me siento muy honrado de haber recibido una oferta después de 10 rondas de entrevistas”.
El desafío de la edad
Como muchos niños con capacidades intelectuales superiores al promedio, en sus primeros años de vida fue un alivio llegar a compartir con gente mayor, en ambientes mucho más acordes a sus capacidades, aunque las diferencias de edad fueran abismales.
Quazi dice que la universidad a los nueve años era para él algo natural: “la universidad a los nueve años me parecía mucho más natural y normal que la escuela primaria. Podía estar con gente con la que podía ser yo mismo. No tenía que censurar mi forma de hablar o mis temas de conversación, como me obligaban a hacer los profesores en la escuela primaria”.
El adolescente cuenta que hizo amigos muy rápidamente en la Universidad y que muchos de sus compañeros aprovechaban de manera divertida la presencia de un niño pequeño cursando la carrera: “cuando empecé, mi tamaño era muy pequeño, así que varios estudiantes siempre me pedían selfies o me grababan con sus teléfonos, no me importaba porque sabía que mi situación era única”.
Quazi asegura a SEMANA que iniciar su vida laboral a tan corta edad no es una desventaja, sino más bien una oportunidad: “me encanta trabajar en el entorno más adecuado para mi personalidad, mis pasiones y mis capacidades, me entusiasma la idea de resolver problemas difíciles que ponen a prueba mis habilidades y perspectivas, al tiempo que contribuyo a una tecnología revolucionaria que tiene un impacto tangible en vidas reales”.