Un tercer miembro de la inteligencia rusa fue imputado en Inglaterra por el envenenamiento en 2018 del exagente doble Serguéi Skripal, el mismo día en que la justicia europea responsabilizó a Moscú del asesinato de otro exespía, Alexander Litvinenko, en Reino Unido.
Las relaciones entre Londres y Moscú no dejan de degradarse desde que en 2006 Litvinenko, exagente del KGB asilado en Inglaterra, fue envenenado con polonio-210, una sustancia altamente radiactiva. Antes de morir, acusó al presidente ruso Vladimir Putin.
Diez años después de su muerte, una investigación británica concluyó que el Estado ruso fue responsable del envenenamiento -algo que el Kremlin siempre ha negado- y estableció la culpabilidad de dos ejecutores, los rusos Andréi Lugovói y Dmitri Kovtun.
Ambos habían tomado el té con la víctima en el Hotel Millennium, en el centro de Londres. Pero los intentos de extraditarlos fracasaron.
Confirmando esta versión, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) consideró este martes que Rusia es “responsable” de su asesinato, en lo que un portavoz del Kremlin denunció como acusaciones “como mínimo infundadas” que se negó a “reconocer”.
La corte paneuropea aseguró que, “más allá de toda duda razonable”, Lugovói y Kovtun llevaron a cabo el asesinato y existen “fuertes indicios” de que actuaron en nombre de las autoridades rusas.
Este ataque conmocionó tanto al Reino Unido que el caso inspiró incluso una ópera, “Vida y muerte de Alexander Litvinenko”, estrenada el pasado julio.
Sin embargo, doce años después la historia parecía destinada a repetirse.
Serguéi Skripal, un ex doble agente residente en Salisbury, en el suroeste de Inglaterra y refugiado en suelo británico escapando a las autoridades de su país, fue envenenado junto a su hija Yulia el 4 de marzo de 2018 con Novichok, un neurotóxico desarrollado en la Unión Soviética.
Uso de arma química en suelo británico
Padre e hija fueron hallados inconscientes en la calle y hospitalizados en estado grave. Sobrevivieron y ahora viven escondidos bajo protección.
El gobierno británico acusa también al Kremlin de este envenenamiento y hace tiempo emitió órdenes de detención europeas contra dos rusos, Alexander Petrov y Ruslan Boshirov -alias de Alexander Mishkin y Anatoli Shepiga-, presentados como miembros de la inteligencia militar rusa GRU.
Moscú siempre ha negado cualquier implicación en este caso y este martes lo ha vuelto a hacer. “Condenamos enérgicamente todos los intentos de Londres de culpar a Moscú de lo ocurrido en Salisbury e insistimos en que se realice una investigación profesional, objetiva e imparcial del incidente”, dijo a los periodistas la portavoz de la diplomacia rusa, Maria Zakharova.
Este martes, la policía británica informó de que un tercer agente, Serguéi Fedotov, también conocido como Denis Sergueyev, fue imputado de conspiración para asesinar a Skripal.
Se le acusa además del intento de asesinato del exespía, de su hija y del agente de policía inglés Nick Bailey -que se contaminó al acudir al lugar de los hechos-, así como de posesión y uso de un arma química en suelo británico.
Es un “nuevo avance importante en nuestra investigación”, consideró el subcomisario Dean Haydon, que dirigió las pesquisas de la policía antiterrorista.
Según la policía británica, Fedotov llegó al Reino Unido en la mañana del 2 de marzo de 2018 en un vuelo Moscú-Londres, cuatro horas antes que Petrov y Boshirov.
Los investigadores creen que los tres hombres se reunieron varias veces en Londres durante el fin de semana, antes de que Fedotov abandonara el Reino Unido el 4 de marzo de 2018 en un vuelo a Moscú desde el aeropuerto londinense de Heathrow.
Aunque Skripal y su hija sobrevivieron, el ataque dejó una víctima colateral: Dawn Sturgess, de 44 años, murió tras rociarse con lo que creía que era un perfume pero resultó ser en realidad Novichok, contenido en un frasco que su marido recogió de un cubo de basura.
“El uso de un arma química -Novichok- en las calles de Salisbury fue un crimen atroz que tristemente condujo a la muerte de una mujer británica inocente”, denunció el martes la ex primera ministra británica Theresa May, llamando al ejecutivo de Boris Johnson a hacer “todo lo posible para llevar a los individuos implicados ante la justicia”.
Con información AFP