El gobierno de Nicolás Maduro parece tomar nuevos aires. Si hace un mes parecía contra las cuerdas, con una oposición movilizada llenando calles y avenidas y organizándose para participar en un proceso de revocatoria de mandato, hoy la Administración chavista luce más estable. Y la oposición, desorientada y hasta desunida.Ese cambio de escenario tuvo dos causas. Por un lado, el Consejo Nacional Electoral decidió suspender la recolección del 20 por ciento de las firmas del electorado para solicitar los comicios contra Maduro. “El revocatorio está muerto, lo mataron”, anunció hace una semana Henry Ramos Allup, presidente de la Asamblea Nacional y máximo dirigente del partido opositor Acción Democrática (AD), con lo que dio por sentado que ese round lo ganó el gobierno. Es lo que se nota en las declaraciones de los voceros: ahora su foco es el diálogo, la reinstitucionalización del país y buscar un proceso electoral en 2017.Por el otro, el giro que han tenido los diálogos entre las principales fuerzas del país, con mediación del Vaticano, Unasur y tres expresidentes iberoamericanos. El primer resultado constó de cuatro puntos y mucha confusión. No se fijó nada en materia de consulta electoral, ni se utilizaron los términos “ayuda humanitaria” en los que tanto insistía la oposición representada por tres de los cuatro partidos más importantes (Voluntad Popular, de Leopoldo López, no participó por considerar que no están dadas las condiciones). Ese comunicado fue el acuerdo “conjunto”, aunque el texto producido por la delegación de Unasur no pudo ser modificado por las partes, según se pudo conocer.La oposición, en voz de Carlos Ocariz, afirmó que se lograron liberaciones para presos políticos, aunque cinco días después de sellados los acuerdos no se ha producido ninguna. Y allí está el detalle: el gobierno sigue su agenda. No solo en la vocería de Maduro y demás representantes del Ejecutivo, sino en las decisiones. Este martes, el Supremo emitió una sentencia que prohíbe el juicio político al presidente. “A este paso, saldremos de un desacato para entrar en otro”, dice el diputado opositor Omar Ávila.De hecho, la oposición también paró el ‘juicio político’ parlamentario al presidente, desactivó la agenda de protestas callejeras y anunció una ‘tregua’ para avanzar en el diálogo. Luego del encuentro y los primeros acuerdos, se anunció que se retomarían las distintas luchas. No obstante, el ánimo popular no es el mismo. Una fuente de alto nivel de la coalición opositora confirmó a SEMANA que si bien hace un mes el apoyo que tenían alcanzaba el 80 por ciento de los venezolanos, hoy sus propias encuestas y seguimientos diarios de opinión pública registran una caída pronunciada.El miércoles Ramos Allup dio plazo hasta el fin de semana para que se vean los efectos del diálogo en las acciones de gobierno, so pena de retirar de las conversaciones a su partido AD. La oposición al completo ha anunciado que retoma la agenda de lucha y uno de los negociadores confía en que la mesa de diálogo puede convertirse “en la peor pesadilla del gobierno”.Ese escenario, sin embargo, solo será posible si la oposición es astuta y logra retomar la iniciativa política que mostró hasta hace apenas semanas cuando denunció la ruptura del hilo constitucional y abarrotó las calles del país. Ahora el juego es con otro ritmo: se busca renovar el Poder Electoral y convocar procesos electorales pendientes (desde gobernaciones hasta sindicatos) para luego lograr, en el mejor de los casos, una elección presidencial adelantada meses antes de cuando corresponde, en diciembre de 2018.