Al menos 19 personas murieron y unas cincuentena resultaron heridas el martes en un ataque contra un hospital militar en Kabul, la capital de Afganistán, indicó un responsable del ministerio de Sanidad.
“Diecinueve cadáveres y alrededor de 50 personas heridas han sido llevados a hospitales de Kabul”, dijo esta fuente a AFP. Previamente, un responsable talibán había informado de dos explosiones en el hospital y un trabajador aseguró haber escuchado disparos.
Este mismo centro médico, el más grande hospital militar del país, fue atacado en marzo de 2017 por asaltantes con vestimenta de personal sanitario, una acción reivindicada también por el EI que causó más de cien muertos.
El último ataque a la capital afgana se remonta al 3 de octubre, cuando al menos cinco personas murieron en una explosión ocurrida cerca de la mezquita Id Gah de Kabul y reivindicada por el grupo Estado Islámico (EI).
Cabe recordar que el grupo militante Estado Islámico se responsabilizó de una explosión que derribó el tendido eléctrico y dejó a la capital de Afganistán y varias zonas adyacentes a oscuras, en hecho ocurrido el jueves 21 de octubre.
El apagón fue un nuevo golpe a los esfuerzos de los talibanes por estabilizar Afganistán, a dos meses de su ascenso al poder.
En días pasados, el Estado Islámico del Khorasan (EI-K) también reivindicó el ataque suicida del viernes 15 de octubre en una mezquita chiita de la ciudad de Kandahar, ubicada en el sur de Afganistán, en el que murieron al menos 41 personas y decenas resultaron heridas.
Mediante un comunicado de prensa publicado en sus canales de Telegram, el grupo explicó que fueron dos yihadistas los que hicieron detonar las bombas en partes distintas del edificio religioso, mientras los fieles participaban en una concurrida oración.
Misterioso “líder supremo” talibán hizo primera aparición pública
Unos lo daban por muerto, otros decían que estaba oculto en Pakistán o viviendo en la clandestinidad en Kandahar: el misterioso líder supremo de los talibanes, mulá Hibatullah Akhundzada, apareció en público por primera vez desde su nombramiento en 2016, anunció el gobierno afgano el domingo.
“El comandante de los creyentes, el jeque Hibatullah Akhundzada, se presentó ante una gran congregación en la famosa madraza Darul Uloom Hakimah y habló durante 10 minutos con sus valientes soldados y discípulos”, dijo el gobierno talibán en un mensaje que acompaña un registro de audio.
En el audio publicado en las redes talibanas se escucha claramente cuando el mulá recita oraciones y bendiciones.
Según una fuente local, el líder supremo de los talibanes llegó a la escuela coránica de Kandahar acompañado de un convoy de dos vehículos.
En su discurso, Akhundzada no hace comentarios políticos y pide la bendición de Dios para la dirigencia talibana.
El evento en Kandahar se realizó bajo fuertes medidas de seguridad y no se permitió la divulgación de fotos o videos, aunque los medios digitales de los talibanes compartieron el audio de 10 minutos.
También ora por los mártires del movimiento, los combatientes heridos y el éxito de los funcionarios del Emirato Islámico en esta “gran prueba”.
“Que Dios recompense al pueblo de Afganistán que luchó contra los infieles y la opresión durante 20 años” declarA asimismo el responsable religioso en su discurso.
Tras una rápida campaña militar, acelerada por el anuncio de la retirada del país de las tropas estadounidenses, los talibanes retornaron en agosto pasado al poder, del que habían sido desalojados en 2001 por una coalición dirigida por Washington.
Figura discreta
Con excepción de sus raros mensajes anuales para las fiestas islámicas, el más alto dirigente de los talibanes ha mantenido la mayor discreción posible sobre su vida.
Hasta el retiro de las fuerzas estadounidenses de Afganistán, en agosto, nadie sabía donde se encontraba o si estaba aún con vida.
Una solo fotografía suya, con barba y turbante, ha sido distribuida por los talibanes.
Akhundzada fue designado líder de los talibanes en una rápida transición de mando luego de que un ataque estadounidense con drones matara a su antecesor, mulá Akhtar Mansour, en 2016.
Hasta entonces era una figura relativamente desconocida y participaba más en asuntos religiosos y legales que en maniobras militares.
Una vez en el poder, Akhundzada obtuvo rápidamente la lealtad del egipcio Ayman al Zawahiri, líder de Al Qaida, quien lo designó “emir de los creyentes”, reforzando su credibilidad en el universo yihadista y sunita.
En su papel como líder supremo, Akhundzada es responsable de mantener la unión entre los talibanes, una misión compleja dadas las luchas internas que han fracturado al movimiento islamista radical.
Los talibanes anunciaron en septiembre pasado que su líder supremo vivía “desde el inicio” del regreso al poder en Kandahar y que aparecería “pronto en público”.
“Tenemos reuniones regulares con él sobre el control de la situación en Afganistán y cómo llevar nuestro gobierno”, declaró el miércoles el mulá Yusef Wafa, gobernador de Kandahar.
“Él le da consejos a todos los dirigentes del Emirato Islámico de Afganistán y nosotros seguimos sus reglas, sus consejos, y si tenemos un gobierno que progresa, es gracias a él”, agregó.
Un “seminario”, que congrega en un lugar secreto a altos responsables talibanes durante varios días, es organizado durante varios días en Kandahar, constató una periodista de la AFP.
*Con información de AFP