El embajador de Afganistán ante la ONU solicitó la retirada de su país de la lista de oradores previstos este lunes en la Asamblea General de Naciones Unidas, en el último día de debates, informó la organización.

“Este país ha retirado su participación del debate general”, declaró a la AFP la portavoz del presidente de la Asamblea General, Monica Grayley, al precisar que “no se había ofrecido ninguna razón”.

El embajador Ghulam Isaczai, miembro del ejecutivo del presidente depuesto Ashraf Ghani, estaba previsto en la lista de oradores al final de la jornada, según el programa distribuido la pasada noche.

“Solo puede ser la misión (ante la ONU) la que ha retirado su nombre”, precisó a la AFP un responsable de la ONU que pidió el anonimato.

La misión afgana en la ONU no respondió a la llamada de la AFP.

Los talibanes, en el poder en Afganistán desde agosto, habían solicitado hace una semana a la ONU que el nuevo ministro de Relaciones Exteriores nombrado por ellos pudiera hablar en la tribuna de la Asamblea General. Pero su solicitud llegó demasiado tarde para poder ser tenida en cuenta, dijo otro responsable de la ONU que pidió también el anonimato.

En el caso de Birmania, que había presentado dos solicitudes -una por la junta militar en el poder y otra por el embajador designado por la depuesta Aung San Suu Kyi, que sigue todavía ocupando su puesto- Estados Unidos, Rusia y China llegaron a un acuerdo informal para impedir que el país pudiera acceder a la tribuna, informó a la AFP un representante de una de las tres potencias que pidió el anonimato.

Lo que se sabe hasta ahora del programa de los talibanes en Afganistán

Mes y medio después de haber tomado el poder en Afganistán, los talibanes siguen siendo ambiguos sobre su programa político, pero la población y la comunidad internacional temen la misma brutalidad y radicalidad de las que hicieron gala en su anterior régimen (1996-2001).

Derechos de las mujeres

Es el tema fundamental que puede determinar si los talibanes son reconocidos por la comunidad internacional, paso esencial para reanudar una ayuda económica de la que depende Afganistán, ahora suspendida.

En el anterior régimen, las mujeres no podían trabajar ni estudiar, salvo raras excepciones.

Tras haber tomado el poder el 15 de agosto, los talibanes han tratado de tranquilizar al respecto, asegurando que las mujeres serían respetadas de conformidad con la sharía, la ley islámica, pero sin dar más precisiones.

Las afganas que estudian en universidades privadas han sido autorizadas a volver, pero en clases no mixtas y totalmente cubiertas con velo, salvo los ojos, igual que las escolares de primaria.

Los talibanes dijeron que las demás alumnas podrían volver a estudiar, pero no dieron un calendario.

La ausencia de mujeres en el gobierno provisional es una mala señal, igual que el retorno del temido ministerio de la Promoción de virtud y la Prevención del vicio.

Prensa

Al llegar al poder, los talibanes afirmaron que los periodistas, incluso las mujeres, podrían seguir trabajando libremente.

“Respetaremos la libertad de prensa” que “permite corregir los errores de dirigentes”, aseguró su portavoz Zabihulá Mujahid, a Reporteros sin Fronteras (RSF).

Semanas después, el tono ha cambiado. Según RSF, los talibanes anunciaron 11 reglas que los periodistas afganos deben respetar, entre ellas, la prohibición de difundir “temas contrarios al islam” o “insultantes para personalidades públicas”.

Todo ello abre la puerta “a la censura”, según RSF.

En todo caso, varios periodistas han huido o se han escondido tras la llegada al poder de los talibanes.

Cultura

En su anterior régimen, los talibanes aplicaron una versión estricta de la sharía, prohibiendo juegos, música, fotos o televisión.

“La música está prohibida por el islam, pero esperamos que los afganos no hagan ciertas cosas, en lugar de tener que obligarlos” a no hacerlas, afirmó Mujahid al New York Times.

No obstante, habitantes han acusado a los talibanes de haber asesinado a fines de agosto a un cantante folklórico en Andarab (Noreste).

Sobre el patrimonio, fuente de inquietud tras la destrucción de las estatuas de Buda por los islamistas en Bamiyán en 2001, los talibanes no han hecho ninguna declaración oficial desde febrero, cuando aseguraron querer preservarlo.

Economía

Es uno de los desafíos más urgentes para el régimen talibán. La economía del país sale exangüe de décadas de guerra y la suspensión de la ayuda internacional puede sumir al país en una catástrofe económica y humanitaria.

El programa talibán es muy vago. “Vamos a trabajar nuestros recursos naturales para redinamizar nuestra economía (...)” se limitó a decir su portavoz.

Se ignora de momento cómo los talibanes van a encontrar medios para pagar los sueldos de los funcionarios y mantener en marcha las infraestructuras vitales (agua, electricidad, comunicaciones)

En todo caso el nuevo régimen asegura haber acabado con la corrupción, tan presente en el gobierno precedente.

Seguridad y droga

Los talibanes advirtieron que cualquier insurrección sería “duramente reprimida”, un mensaje dirigido a las fuerzas de resistencia del Panshir. También dijeron que erradicarán a la rama local del grupo yihadista Estado Islámico, sin más precisiones.

Respecto a la droga, Mujahid afirmó que las nuevas autoridades no transformarían al primer productor mundial de opio en un narco-Estado.

Deporte

Bajo el primer régimen talibán, algunos deportes eran autorizados, pero bajo estricto control: solo los hombres podían jugar o asistir a los partidos.

El nuevo jefe de deportes del gobierno, Bashir Ahmad Rustamzai, afirmó a la AFP a mediados de septiembre que los afganos podrían hacer “hasta 400 deportes”, “permitidos por las leyes del islam”.

Pero se mostró menos claro sobre el tema de las mujeres. Las declaraciones de otros miembros del movimiento hacen sin embargo temer a deportistas y atletas mujeres un paso atrás. Muchas de ellas han huido y se han refugiado en el extranjero.

*Con información de AFP