Cada vez son más los afganos que quieren huir de su país luego de que este quedara en control, nuevamente, del régimen talibán, algo que ha atemorizado a la población, pero sobre todo a las mujeres.

Recientemente un portavoz del nuevo régimen de los talibanes, llamado Zabihullah Mujahid, aseguró en una rueda de prensa en Kabul que las funcionarias afganas podrán volver al trabajo cuando esté garantizada la seguridad en el país, tras el regreso del grupo extremista islámico al poder de la nación después de 20 años.

“Queremos que trabajen, pero también que la seguridad sea buena” para ello, explicó el portavoz Mujahid, quien recalcó que las mujeres deben quedarse en casa por el momento.

Sin embargo, en las últimas horas se conocieron más detalles de sus declaraciones y de por qué hace un llamado a que las mujeres se queden en casa “por su propia seguridad”.

Cada vez son más los afganos que quieren huir de su país luego de que este quedara en control, nuevamente, del régimen talibán, algo que ha atemorizado a la población, pero sobre todo a las mujeres. | Foto: Copyright 2021 The Associated Press. All rights reserved.

El portavoz del grupo talibán sostuvo en una conferencia de prensa, según la cadena CNN, que la decisión de que las mujeres no salgan, por ahora, es porque los militares talibanes “no están entrenados aún para respetarlas”.

Según Zabihullah Mujahid, la orientación de quedarse en casa sería temporal y permitiría al grupo encontrar formas para garantizar que las mujeres no sean “tratadas de manera irrespetuosa o, Dios no lo quiera, lastimadas”.

Admitió que la medida era necesaria porque los soldados de los talibanes “siguen cambiando y no están entrenados”.

“Estamos felices de que ingresen a los edificios, pero queremos asegurarnos de que no enfrenten ninguna inquietud. Por lo tanto, les hemos pedido que se tomen un tiempo libre del trabajo hasta que la situación vuelva al orden normal y los procedimientos relacionados con las mujeres estén en su lugar, luego pueden regresar a sus trabajos una vez que se anuncie”, explicó.

Entretanto, las mujeres afganas serán autorizadas a estudiar en la universidad, pero se prohibirán las clases mixtas bajo su mandato, indicó el ministro talibán de educación superior.

El grupo islamista radical que tomó el poder a mediados de agosto tras sacar al gobierno pro-occidental del poder, ha prometido actuar de forma diferente a como lo hizo en su anterior período en el poder --entre 1996 y 2001-- cuando a las niñas y mujeres se les prohibió ir a la escuela.

“El pueblo de Afganistán seguirá teniendo educación superior según las reglas de la sharia (ley islámica) que veda las clases mixtas”, señaló el ministro Abdul Baqi Haqqani, en una reunión con hombres mayores, conocida como la loya jirga, el domingo.

Dijo que los talibanes requieren “crear un razonable programa educativo que concuerde con nuestros valores islámicos, nacionales e históricos, y por otro lado, sea capaz de competir con otros países”.

Jóvenes de ambos sexos serán segregados en las escuelas primarias y secundarias, lo que era común en un país tan conservador como Afganistán.

Los talibanes abogan por respetar los avances en los derechos de la mujer, pero solo según su estricta interpretación de la ley islámica.

Entretanto, las mujeres afganas serán autorizadas a estudiar en la universidad, pero se prohibirán las clases mixtas bajo su mandato, indicó el ministro talibán de educación superior. | Foto: ?David Sacks

Si las mujeres podrán trabajar, educarse en altos niveles y mezclarse con hombres son algunas de las preguntas que más se hacen los observadores. Pero el cambio en la actitud de los talibanes es tomada con escepticismo, y muchos se preguntan si cumplirán sus promesas.

Zabihullah Mujahid sale de las sombras y muestra su cara

Durante años, el principal portavoz de los talibanes, el misterioso Zabihullah Mujahid, se mantenía lejos de los focos mientras aumentaban sus seguidores en redes sociales, donde narró en directo las etapas del regreso al poder de los “estudiantes de religión”. Dos días después de la entrada de los islamistas en Kabul el 15 de agosto, Mujahid se presentó por primera vez en público, en una improvisada rueda de prensa en la capital.

A primera vista, nada diferenciaba a este vocero talibán de los otros responsables del movimiento: Un hombre adulto con barba y turbante negro, que hace gala de una tranquilidad forjada tras décadas de guerra. “Echamos a los extranjeros”, destacó ese día entre sus primeras declaraciones.

Unos días antes había anunciado, ufano, en sus redes sociales el asesinato del jefe del servicio de comunicación del gobierno, Dawa Khan Menapal, “en un ataque especial llevado a cabo por los muyahidines”.

Y desde el antiguo puesto de Menapal, se dedicó en los últimos días a tranquilizar a la opinión pública sobre las intenciones de los talibanes, afirmando que habían cambiado con respecto a su anterior periodo en el gobierno, entre 1996 y 2001.

En aquella época impusieron su visión ultraortodoxa de la ley islámica. Las mujeres no podían ni trabajar ni estudiar y los asesinos y ladrones se arriesgaban a terribles castigos. “Todos los que están en el bando contrario son perdonados de la A a la Z. No buscaremos venganza”, afirmó antes los medios afganos que se quedaron en Kabul.

*Con AFP