El expresidente peruano Alberto Fujimori murió en la tarde de este miércoles, 11 de septiembre, según confirmó su familia en un pronunciamiento oficial. Entre otras cosas, su figura creció de manera internacional por los escándalos en los que estuvo involucrado, que lo llevaron a ser condenado y pagar cárcel por muchos años
Fue en 1990 cuando su nombre ganó gran relevancia después de que se postulara para llegar a la Presidencia de Perú y pasara a segunda vuelta junto al escritor Mario Vargas Llosa. Lo venció con una amplia diferencia y empezó su primer período como jefe de Estado de este país.
Su gobierno provocó división social en brechas que Perú tarda en sanar. Además, sus contradictores argumentan que, a pesar de subir con un discurso anticorrupción, los actos indebidos a nombre de su Gobierno y asesores dejaron ver múltiples artimañas a su favor, por las que años después pagaría.
Entre otras cosas, controló los medios de comunicación y cuando su Gobierno se desgastó lo suficiente para tener una amplia oposición, Fujimori sorprendió disolviendo el Congreso en lo que fue un autogolpe de Estado. En esa medida, ordenó arresto domiciliario a varios diputados y senadores de oposición.
El exmandatario estuvo detrás de distintas violaciones de derechos humanos y violencia sectorizada mientras ocupó el máximo cargo, acciones que marcaron para siempre a la sociedad que aún las recuerdan con mucho dolor. Tras ser protagonista de estos hechos, en el año 2000 decidió viajar a Tokio y desde allí renunció a la Presidencia después de 10 años en el poder, lo hizo gracias a las presiones políticas y sociales. Se exilió, pero Perú pidió su extradición.
En 2005, Fujimori viajó a Chile y allí fue capturado de manera inmediata por orden de las autoridades. En enero de 2006 comenzó el proceso de extradición y hasta finales de 2007 se logró. Ese año, la Corte Suprema de Perú inició un proceso en su contra por las violaciones de derechos humanos en su administración. Entre ellas, las matanzas en las zonas de Barrios Altos y La Cantuta de Lima.
Días después, iniciaría el juicio en su contra, uno de los que más ha llamado la atención en contra de cualquier expresidente del mundo. Fujimori terminó con cinco condenas: la primera, en 2007, fue de 6 años de cárcel por haber ordenado a un militar a allanar ilegalmente la casa de la esposa de Vladimiro Montesinos.
Dos años después, en 2009, fue condenado a 25 años de prisión por dos masacres, ya que el Tribunal probó que fue el autor de homicidios, lesiones graves y secuestro agravado. Ambos ataques dejaron cerca de 25 víctimas, entre ellos estudiantes y un niño.
También ese mismo año conoció otra sentencia, esta fue por entregarle 15 millones de dólares del Estado a Montesinos, terminó recibiendo 7 años y medio de prisión por peculado doloso por apropiación. Ya en 2015, fue condenado a otros 6 años por desviar 122 millones de dólares.
En diciembre de 2017 el caso dio un gran giro para él, por enfermedad, se le concedió un indulto humanitario después de cumplir solo 10 años de su pena. En 2018 se anuló el indulto. Sin embargo, en medio de este proceso, en 2020, finalmente fue condenado a 6 años de prisión por espionaje telefónico, la compra de medios de comunicación y de congresistas tránsfugas.
El 6 de diciembre del año pasado, la historia nuevamente cambiaría y Fujimori, a los 85 años, volvería a ver la luz fuera de prisión luego de que el Tribunal Constitucional ordenara su excarcelación por razones humanitarias. En un fallo que fue inapelable, los magistrados restituyeron el indulto que se le había otorgado al expresidente en 2017.
En aquella oportunidad, el Tribunal Constitucional justificó en un auto su decisión, alegando la salud “resquebrajada” de Fujimori. Al mismo tiempo, recalcó que el exmandatario “ha cumplido aproximadamente las dos terceras partes de su condena”, lo que lo hace beneficiario del indulto.
Ahora, 9 nueve meses después, Fujimori falleció sin haber cumplido toda su pena y dejando un gran dolor en Perú por todo el daño que cometió estando en la Presidencia.