El funcionario anunció este domingo una “nueva era” en las políticas exterior y de defensa alemanas, puesto que la invasión de Rusia a Ucrania obliga a la mayor economía de Europa a abandonar décadas de reticencia y potenciar su perfil militar.

Abrumada por la culpa durante la posguerra, Alemania siempre se ha movido de manera sigilosa y silenciosa en el escenario mundial respecto a los conflictos.

Pero en el marco de una sesión parlamentaria de emergencia, este domingo, Scholz, quien había sido acusado de timorato respecto a la crisis ruso-ucraniana, destacó: “Con la invasión a Ucrania, ahora nos encontramos en una nueva era”.

Apenas horas después de que Alemania revocara repentinamente su prohibición de exportar armas letales a zonas en conflicto, al anunciar importantes envíos a Ucrania, Scholz reveló que en este 2022 se destinarán 100.000 millones de euros (casi 113.000 millones de dólares) a inversiones en sus fuerzas armadas.

Pero tamaña inversión para la Bundeswehr debe quedar debidamente refrendada en la Constitución alemana, aclaró. La mayor economía de Europa también “en lo sucesivo, invertirá más del 2 % de su PIB en defensa”, afirmó.

Este compromiso supera el 2 % reclamado por la Otan, dejando atrás años de inversiones insuficientes que pusieron a Alemania en la mira de sus aliados en la misma.

Las duras críticas lanzadas por el expresidente estadounidense Donald Trump contra la excanciller Angela Merkel, por incumplir con los objetivos de la Otan de parte de su país, enturbiaron largos años de relación transatlántica.

Pero Scholz indicó que la decisión de Putin ha dejado bien claro que “Alemania deberá invertir mucho más en la seguridad del país”.

“El objetivo es desarrollar un ejército poderoso, avanzado y que nos proteja de una manera fiable”, añadió.

Un mundo diferente

Este cambio de actitud es todavía más notable si se tiene en cuenta la composición del actual Gobierno alemán.

Tras 16 años de gobierno de la coalición liderada por los conservadores, con Merkel a la cabeza, los socialdemócratas (SPD) de centroizquierda de Scholz están actualmente al timón, junto a sus socios minoritarios, los Verdes y el partido liberal FDP.

En tanto los Verdes siempre han mantenido una postura en contra de la exportación de armas, el SPD ha sido acusado de una actitud demasiado indulgente respecto a Rusia, y el FDP suele ser criticado por privilegiar los intereses económicos a los sociales u otros.

Pero la actual ministra de Relaciones Exteriores, la “verde” Annalena Baerbock, declaró que “en este momento Alemania estaría dejando atrás una moderación especial y única en materia de política exterior y de seguridad”.

“Las reglas que nos hemos impuesto tampoco deben apartarnos de nuestras responsabilidades. Si este es un mundo diferente, entonces nuestra política también debe ser diferente”, subrayó.

De esta manera, Alemania está entregando a Ucrania 1.000 armas antitanque y 500 misiles tierra-aire de tipo “Stinger” sacados de las reservas de la Bundeswehr, quebrando su autoprohibición de exportar armamento letal a zonas en conflicto.

También asistirá a las tropas de la Otan en el flanco este de Europa, lo que incluye enviar nuevos efectivos a Eslovaquia, señaló Scholz, quien también expresó estar dispuesto a integrarse a la defensa del espacio aéreo aliado desplegando misiles específicos.

Un ejército con problemas

Víctima durante años de cierta ‘negligencia’ financiera, la Bundeswehr mostró sus carencias a instancias del comandante en jefe del ejército de tierra, teniente general Alfons Mais, el día en que Putin ordenó a sus tropas penetrar en Ucrania.

“Las posibilidades que podemos ofrecerles a los políticos para que apoyen (a la Otan) son muy limitadas”, escribió en una dura confesión en la red social Linkedin.

La Bundeswehr “se encuentra casi vacía”, aseguró.

Tras la Guerra Fría, Alemania redujo sus tropas de 500.000 efectivos, en momentos de la Reunificación, a unos 200.000 actualmente.

En estos últimos años, los responsables de la defensa han hecho sonar frecuentemente la alarma respecto a los problemas de equipamiento del ejército, sobre el deterioro que afecta a aviones de combate, tanques, helicópteros y buques.

El oscuro pasado bélico de Alemania alimentó durante décadas una fuerte tradición pacifista que, ante la incursión rusa, sus críticos dicen que frisa en la ingenuidad.

Durante las semanas en que se fue gestando esta crisis, Alemania hizo oídos sordos en varias ocasiones a las súplicas de Kiev y sus aliados para que enviase armas a Ucrania.

En cambio, otros países europeos con menos recursos sí lo han hecho.

La nación europea más poblada también fue acusada de anteponer sus intereses económicos y energéticos (en lo vinculado al gasoducto Nord Stream 2 para recibir gas ruso, que finalmente suspendió esta semana).

Pero Scholz se comprometió a lograr que Alemania abandone su dependencia de terceros para abastecerse de energía, destacando que la tensión actual en los mercados del sector demuestran claramente que el país necesita seguir adelante en la transición hacia las energías renovables.

Como bien dijera el ministro de Economía, Robert Habeck: “El suministro de energía se ha convertido en un asunto de seguridad nacional”.

*Con información de AFP.

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