Alemania quiere prescindir del petróleo ruso de aquí a final de año, y del carbón en otoño, anunció este sábado 12 de marzo el ministro de Economía. “Cada día, casi cada hora, de hecho, estamos diciendo adiós a las importaciones rusas”, declaró el ministro ecologista Robert Habeck al periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung.

“Si lo logramos, seremos independientes del carbón ruso en otoño, y casi independientes de su petróleo a final de año”, añadió.

Por el contrario, respecto al gas, parece más complicado que Alemania abandone las importaciones procedentes de Rusia, ya que no tiene capacidad para importar gas líquido, aunque estén trabajando en ello, dijo el ministro.

Alemania tiene actualmente de Rusia un tercio de su petróleo y casi el 45 % de su carbón, según las estadísticas del gobierno. Respecto al gas, en 2020 suponía algo más del 50 %.

Durante la última década, la dependencia gasística de Alemania con Rusia pasó del 36 % de las importaciones totales en 2014 al 55 % ahora.

En ese sentido, los dirigentes de la mayor economía de Europa son reacios a las demandas de los aliados occidentales (con Estados Unidos al frente) de imponer un embargo sobre el petróleo y el gas ruso.

Habeck reiteró su oposición a un embargo inmediato sobre las importaciones de energía rusa, como exigen varios países de Europa del este.

Esto provocaría, según Habeck, problemas de abastecimiento para el invierno (boreal) del año que viene, así como una crisis económica, una fuerte inflación, el aumento del precio de la energía y la desaparición de miles de puestos de trabajo.

El martes, Reino Unido anunció, a su vez, que cesará de importar petróleo y derivados petrolíferos rusos a fines de 2022, pero no gas natural.

Fiscalía de Alemania abre investigación contra Rusia por crímenes de guerra

La fiscalía alemana abrió una investigación por posibles crímenes de guerra cometidos por las fuerzas rusas desde que inició la invasión de Ucrania, indicó una fuente judicial.

Esta fuente le confirmó a la AFP la apertura de la investigación que, según las declaraciones que el ministro de Justicia Marco Buschmann hizo a la prensa, busca “recabar y asegurar todas las pruebas” de cara a eventuales procesos.

“Las eventuales violaciones del derecho penal internacional deben ser perseguidas consecuentemente”, añadió Buschmann en una entrevista con el diario Passauer Neue Presse. El responsable precisó que los ministros europeos de Justicia habían dialogado sobre los procedimientos para documentar posibles crímenes de guerra cometidos en Ucrania.

La indagación se conoce luego de que en los últimos días se hayan denunciado ataques contra objetivos civiles e incluso el uso de armamento prohibido como bombas de racimo.

La investigación, denominada “estructural”, de la fiscalía federal alemana, encargada de asuntos sensibles, tiene por objetivo reunir documentos y testimonios de cualquier abuso cometido.

La Fiscalía alemana pretende así acumular evidencias de cara a futuras investigaciones penales, si bien para poder dar algún paso en firme debería ser capaz de conectar los abusos con Alemania, de acuerdo con fuentes consultadas por la agencia de noticias DPA.

La Corte Penal Internacional (CPI) también está investigando desde la semana pasada unas acusaciones de crímenes de guerra y de lesa humanidad.

Rusia inició su invasión de Ucrania el 24 de febrero y desde entonces libra una guerra en todo el territorio, bombardeando ciudades. Más de dos millones de personas han huido del país, según la ONU.

Numerosos civiles han muerto y algunos testimonios dan cuenta del uso de bombas de racimo y de ataques contra zonas residenciales e infraestructuras civiles.

Las bombas de racimo se componen de un contenedor, como un obús, que contiene proyectiles explosivos de menor tamaño, llamados “submuniciones”. Suelen alcanzar a población civil.

Su uso fue prohibido por la Convención de Oslo de 2008, un documento no rubricado por Moscú.

En los últimos años, Alemania ha empezado a investigar supuestos crímenes de guerra y de lesa humanidad perpetrados en conflictos en el extranjero, como en Siria.

Para ello aplica el principio de la “justicia universal”, que le permite juzgar determinados delitos, sin importar dónde se hayan podido cometer.

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