Juan Carlos Ramírez Abadía, conocido con el alias de Chupeta, fue liberado por las autoridades de los Estados Unidos. El excapo del narcotráfico y antiguo líder del cartel del Norte del Valle, tras más de 16 años en prisión, logró un acuerdo con el gobierno estadounidense que le ayudó a recuperar su libertad.
Chupeta es conocido por dos cosas que lo hacen uno de los capos más singulares de la historia del país. La primera, por haber cambiado repetidamente de rostro para evadir el control de las autoridades. La segunda, por haber sido el narco que logró, a punta de sus macabras historias, eclipsar el juicio de otro criminal más grande, el del Chapo Guzmán. El jefe del cartel del Norte del Valle fue uno de los narcos más poderosos de Colombia.
El día que lo detuvieron, en agosto de 2007, en Brasil, nadie lo reconoció. Eran tantos los cambios físicos en su rostro que incluso para un experto investigador de la mafia era difícil precisar que se trataba del capo al que le habían seguido la pista por años. “Solo pudo ser identificado por su voz y sus huellas dactilares, que fueron confirmadas por el propio director de la Policía colombiana, general Óscar Naranjo”, le dijo a SEMANA Fernando Francischini, el agente de la Policía federal a cargo de la investigación contra Chupeta, en ese momento.
Chupeta se cambió dos veces la nariz, se ensanchó la quijada, se operó el mentón, los párpados, se estiró la frente y se arregló los pómulos. En un artículo de SEMANA de la época, se cuenta que solo le faltó cambiarse la voz y las huellas dactilares. Era prácticamente otra persona. “Ninguna cirugía plástica puede esconder la naturaleza de un hombre. Menos la de un mafioso”, cuenta este medio en un perfil sobre sus múltiples transformaciones. El narco había llegado a Brasil dos años antes con 16 millones de dólares y había vivido una temporada llena de lujos. Su mansión estaba avaluada en dos millones de dólares.
El narco logró ser capturado gracias a que los investigadores habían dado con su elemento más preciado: un computador en el que él mismo narraba sus crímenes. “En compañía de la Fiscalía y la DEA, durante semanas enteras, se dedicaron a escudriñar archivo por archivo, mientras continuaban con otras labores investigativas. Lentamente, ese grupo especial consiguió descubrir y entender la compleja red de Chupeta y comenzaron a golpear. Encontraron las seis caletas con más de 90 millones de dólares en barrios de clase media de Cali. Desarticularon varias de las oficinas de cobro que el capo tenía en Cali y otras zonas del Valle. Identificaron, destituyeron y entregaron a la justicia a muchos de los miembros de la fuerza pública que trabajaban para el capo. Hace menos de dos meses le incautaron y decomisaron a Chupeta más de 300 propiedades y empresas, valoradas en más de 400 millones de dólares”, contó esta revista tras su captura en 2007.
Pero también lo hizo célebre su participación en el juicio del Chapo Guzmán, que le valió la rebaja de penas que hoy lo tiene en libertad. Cuando una corte de Nueva York llevó a juicio al más temido narcotraficante después de Pablo Escobar, la audiencia se sorprendió con el macabro relato que llevó el narco colombiano.
Un artículo de BBC asegura que el antiguo líder del cartel del Norte del Valle eclipsó el escenario. “Asesinatos brutales, sobornos millonarios, un emporio de cocaína a su mando... El listado de delitos admitidos por Ramírez Abadía, alias Chupeta, en su testimonio contra Guzmán parecía interminable. Aceptó todo sin turbarse, con el tono en que un oficinista podría explicar su trabajo de ocho horas”, cuenta el medio británico.
“Es imposible ser el líder de un cartel (de la droga) en Colombia sin que haya violencia”, dijo el capo en ese recinto. Y ahí comenzó la narración de sus crueldades. Por ejemplo, en el juicio se narró cómo era el responsable del asesinato de más de 150 personas. Su espíritu de venganza fue total. Por ejemplo, cuando se enteró de que Víctor Patiño Fomeque estaba ‘cantando’ en los Estados Unidos, ordenó matar a sangre fría a 36 de sus amigos y familiares. Por solo la muerte del hermano de Patiño, pagó 338.776 dólares, reporta el medio inglés. La fiscal le preguntó por qué mataba a quienes colaboraban con la justicia y él apenas contestó: “Porque eran un riesgo contra mi organización y contra mí mismo”.
Su testimonio contra el Chapo fue definitivo. Aseguró que durante años tuvieron reuniones constantes y planearon cómo enviar millones de toneladas de coca a los Estados Unidos. Aseguró que él había tenido la idea de enviar la droga en submarinos, cuando las autoridades de ese país comenzaron a detectarla en los aeropuertos.
El regreso de Chupeta, un narco al que le gusta hablar de lo que hizo, promete abrir un capítulo polémico de la historia del país.