Amnistía Internacional denunció este 28 de febrero el uso de bombas de racimo en Ucrania, que provocaron la muerte de civiles, incluido un niño, y pidió que se abriera una investigación por “crimen de guerra”.

Según la ONG internacional, una escuela de Okhtyrka, en el nordeste de Ucrania, sufrió el impacto de estas bombas, prohibidas en 2010 por una convención internacional —que no fue firmada por Rusia ni Ucrania—.

Tres personas, entre ellas un niño, murieron a causa de la explosión, denunció Amnistía en un comunicado publicado el domingo.

“El ataque parece haber sido efectuado por el ejército ruso, que operaba cerca y que suele utilizar bombas de racimo en zonas habitadas”, indicó.

Esta ONG basa su denuncia en imágenes de video tomadas por drones y que muestran el impacto de bombas de racimo en al menos siete lugares. También cuenta con 65 fotografías y un video suplementario, según una fuente local.

“Nada justifica utilizar bombas de racimo en zonas habitadas y aún menos cerca de una escuela”, declaró Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.

Las bombas de racimo contienen varias decenas de pequeñas bombas que se dispersan en un amplio perímetro y algunas de ellas no explotan en el momento del lanzamiento, lo que puede comportar que se conviertan en minas antipersona.

La ONG Human Rights Watch y el portal de investigación Bellingcat también aseguraron disponer de pruebas del uso de bombas de racimo en zonas civiles en Ucrania.

Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (Ocha, por sus siglas en inglés), citando un informe del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), hasta el pasado 27 de febrero ya se había contabilizado un total de 64 personas que habían perdido la vida en medio de los ataques un Ucrania; sin embargo, números muy distintos son los que reportó el sábado el ministro de Salud de ese país, Víktor Liashkó. De acuerdo con el funcionario, para el 26 de febrero ya eran casi 200 los muertos derivados del conflicto bélico entre el ejército local y Rusia.

“Lamentablemente, según datos operativos, tenemos 198 muertos, entre ellos tres niños, y 1.115 heridos, 33 de los cuales son menores de edad”, señaló Liashkó en su cuenta de Facebook.

¿Habrá un ataque nuclear?

Sin embargo, el ataque por parte de Rusia parece no tener un fin cercano, tal como lo comunicó el mismísimo presidente de Rusia, Vladimir Putin, quien el domingo puso en alerta a las llamadas “fuerzas de disuasión” nucleares para que estuvieran preparadas en caso de algún contratiempo durante la invasión en Ucrania.

“Ordeno al ministro de Defensa y al jefe del Estado Mayor que pongan las fuerzas de disuasión del ejército ruso en alerta especial de combate”, fue la orden dada por Putin. En respuesta el ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, dijo: “Afirmativo”.

Por supuesto, la comunidad internacional rechazó estas “amenazas”, asegurando que es irracional que el Kremlin (gobierno ruso) siquiera piense en un ataque con ojivas nucleares, sabiendo que esto podría derivar en una guerra aún mayor, no solo con Ucrania sino con todo Occidente.

Así lo consideró la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, quien tildó el anuncio de Putin como una escalada “totalmente inaceptable”. Mismo pensamiento es el que tienen los líderes en Alemania y Gran Bretaña, los que además decidieron tomar esta noticia como una muestra de la debilidad rusa en su avance por Ucrania.

Mientras que Alemania tildó esto como la evidencia de que el ataque se había “detenido”, el primer ministro británico, Boris Johnson, dijo que no es más que una “distracción” con la que el Kremlin trata de esconder el hecho de que encontraron una gran resistencia por parte de los ucranianos.

*Con información de AFP.

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