Mientras el mundo enfrenta una nueva ola de contagios de covid-19, diferentes organizaciones no dejan de quejarse del acaparamiento de vacunas contra la enfermedad por parte de los países más ricos, lo cual le ha quitado la posibilidad de acceso a los medicamentos a decenas de otras naciones.
A las quejas constantes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en este sentido, se han sumado las de Amnistía Internacional (AI), una entidad que ha calificado la situación de “casi monopolio” y ha lamentado la incapacidad del mundo para cooperar y garantizar el acceso equitativo a las diferentes dosis contra el coronavirus, una situación que debe corregirse “inmediatamente”, según AI.
En su informe 2020/2021, la organización hizo un balance del primer año de la pandemia, el cual calificó de un “sálvese quien pueda” generalizado, en el que se agravaron las desigualdades y se castigó a los más vulnerables, al tiempo que aumentó la represión en algunos países con el pretexto de la emergencia sanitaria.
“La pandemia ha arrojado luz sobre la incapacidad del mundo para cooperar de manera eficaz y equitativa”, afirmó la nueva secretaria de Amnistía Internacional, Agnès Callamard, quien fue nombrada a finales de marzo.
“Los países más ricos han establecido un casi monopolio sobre el abastecimiento de vacunas en el mundo, dejando que los países con menos recursos se enfrenten a las peores consecuencias para la salud y los derechos humanos, y, por lo tanto, a los mayores trastornos económicos y sociales”, añadió la directiva.
En este sentido, la oenegé hizo un llamado a “actuar inmediatamente para acelerar la producción y el suministro de vacunas para todos”, con el fin de evitar más muertes a causa del virus, por lo que indicó que “esta es la prueba más básica, aunque rudimentaria, de la capacidad del mundo para cooperar”.
La desigualdad ha aumentado en el último año
Desde diciembre del año pasado, en varios lugares del planeta empezó la vacunación contra el coronavirus; sin embargo, la mayoría de los países que iniciaron este proceso comparten la cualidad de ser naciones de “renta alta”, como califica el Banco Mundial a los países más ricos del mundo.
Según un recuento realizado por la agencia AFP, de las 680 millones de vacunas que se han distribuido en el mundo, el 50 % ha quedado en estos territorios, por lo que no sorprende que países como Estados Unidos, el Reino Unido o Israel hayan avanzado tanto en sus procesos de vacunación, mientras que otras naciones apenas han arrancado.
El mismo informe señala que de esas 680 millones de dosis, los países más pobres, que acogen el 9 % de la población mundial, solo han recibido el 0,1 %, lo cual aumenta aún más las brechas entre el mundo desarrollado y estas otras zonas del mundo.
Con el fin de revertir este panorama, la OMS ha trabajado en varios programas que permitan corregir la desigualdad. Por un lado, está trabajando el mecanismo Covax, para distribuir vacunas entre los países de menores ingresos, y por el otro, trabaja en una plataforma de intercambio (C-TAP) para compartir conocimientos técnicos, propiedad intelectual y datos que permitan encontrar “nuevas capacidades de producción y ayudar a construir centros de fabricación adicionales, especialmente en América Latina, África y Asia”, según la agencia de la ONU.
“La pandemia de covid-19 ha puesto de manifiesto, amplificando las desigualdades, la discriminación y la represión”, indicó Callamard en una entrevista con la AFP, en la que además agregó que “nuestros gobiernos no han superado la prueba de 2020, nuestras instituciones internacionales no han aprobado el examen de 2020. ¿Qué van a hacer cuando nos llegue una pandemia mayor? (...) ¿Qué vamos a hacer cuando la crisis climática esté ahí frente a nosotros?”, preguntó.
Cabe mencionar que hasta el momento se han presentado más de 132 millones de casos de covid-19 en el mundo y cerca de 2,87 millones de muertes por esta razón.