Esta historia de amor brasileña ha tenido, al menos en la Tierra, un desenlace tan admirable como su comienzo.
Sibele Augusta Caputo Silva y Mário Luz da Silva se conocieron durante unas vacaciones que él tomó en Minas Gerais, en 1980.
El flechazo fue tan fuerte que no renunciaron a seguir en contacto cuando él se devolvió a Cubatão, en el estado de Sao Paulo, donde residía.
Después de un noviazgo por teléfono, a los tres meses estaban comprometidos y a los seis ya eran marido y mujer.
Flechazo en Minas Gerais
Casi nadie daba un centavo por tan repentino matrimonio, teniendo en cuenta que ellos casi no se conocían, según le contó Mario a g1, el portal de noticias de TV Globo.
Pero su amor venció esos sombríos pronósticos y la unión duro tres décadas, en las cuales construyeron una casa y sacaron adelante a dos hijos, uno de los cuales los convirtió en abuelo de un nieto que se volvió la luz de sus ojos.
Pero la dicha de la familia se trocó en tragedia. Cuando ella empezó a notar que la constante hinchazón de las piernas de Mário no era normal, consultaron al médico y, tras múltiples exámenes, resultó que tenía una afección renal muy avanzada.
La situación era tan seria, que uno de sus riñones ya no le estaba funcionando y el otro comenzaba a fallar.
“Inmediatamente me hicieron la fístula y me dijeron que me tendrían que hacer hemodiálisis”, le relató a g1 Da Silva, un funcionario público de 58 años.
La hemodiálisis es un procedimiento en el que una máquina filtra y limpia la sangre, haciendo parte del trabajo que el riñón enfermo no puede.
Diez años duró su espera para obtener un riñón que fuera compatible con su organismo. De hecho, varias veces estuvo a punto de colmar su requerimiento, pero a la final todo resultaba en vano.
“Decidimos disfrutar mientras yo no hiciera hemodiálisis. Viajamos a todas partes (…) Tuve tiempo de disfrutar la vida gracias a ella”, recordó Mario da Silva.
En vista de que el órgano que necesitaba no aparecía, Sibele le ofreció muchas veces donarle uno de sus riñones para mejorar su calidad de vida.
“La muerte no nos separará”
Ese deseo finalmente se le cumplió, porque, en agosto pasado, la amante esposa padeció un accidente cardiovascular al que no sobrevivió. Luego de 20 días de hospitalización, sufrió muerte cerebral por complicaciones de una cirugía.
Por supuesto, la familia quedó muy acongojada con esa muerte repentina, pero optó por donar los órganos de Sibele, en atención a un deseo que ella había manifestado.
“Hubo dificultad entre el dolor y la decisión, pero de repente aparecen unos ángeles en nuestra vida”, explicó Mário, refiriéndose a un médico que “tranquilizó el alma de la familia”.
El pasado 15 de septiembre, el esposo se sometió al trasplante del riñón de Sibele, en una cirugía que duró cuatro horas.
“Era lo que ella quería y yo también, para salir del sufrimiento de la hemodiálisis”, reflexionó Mario.
La familia donó el otro riñón y las corneas. Con los demás órganos no se pudo hacer lo mismo, debido a que la enfermedad de Sibele antes de su deceso los afectó.
Da Silva le explicó a g1 que decidió contar la historia de su esposa para ayudar a crear conciencia entre la gente, en especial entre las familias que pierden un ser querido, de la importancia de la donación de órganos.
“La muerte no nos separará. Moriremos juntos porque un pedazo de ella está dentro de mí. Esto es lo que nos da fuerza para continuar”, concluyó el viudo.