Este martes las autoridades de la ciudad costera de Atami, en el centro de Japón, intentan determinar el número de víctimas del enorme deslizamiento de tierra que arrasó decenas de casas el pasado sábado, mientras disminuyen las esperanzas de encontrar supervivientes.
La cifra oficial de muertos seguía siendo de cuatro, pero el plazo de 72 horas tras la catástrofe, considerado crítico según los expertos para encontrar a personas con vida, terminó a última hora de la mañana.
Dos personas fueron encontradas “inconscientes”, dijo la cadena de televisión estatal NHK, sin especificar su estado de salud.
El número de personas de las que se desconocía el paradero llegó a ser superior a 100, pero más tarde las autoridades dijeron haber localizado a la mayoría de ellas y confirmaron que estaban a salvo.
“Ahora el número de personas en paradero desconocido asciende a 29”, declaró Takamichi Sugiyama, portavoz de la prefectura de Shizuoka, donde se encuentra la ciudad de Atami.
“Cuanto más tiempo pasa, más difícil es rescatar a la gente, pero continuaremos nuestra búsqueda tratando de salvar el mayor número de vidas posible”, dijo a la agencia AFP.
Por su parte, el alcalde de Atami, Sakae Saito, explicó que estaba “rezando para que podamos encontrar a todas las personas que sea posible”.
Las autoridades tuvieron dificultades para localizar a algunas personas porque muchas de las casas se utilizan como residencias secundarias y los ancianos domiciliados en la zona a veces viven en otros lugares, como centros especializados, según los medios locales.
Las autoridades anunciaron el lunes que una de las víctimas identificadas era Chiyose Suzuki, de 82 años, quien falleció en el hospital al que le habían trasladado los rescatistas.
Su hijo mayor, Hitoshi, de 56 años, declaró a la agencia Kyodo que lamentaba no haber podido llevar a su madre, que tenía dificultades para caminar, cuando la policía les ordenó evacuar. “Tendría que haber regresado y haberla sacado de ahí yo mismo”, dijo.
130 edificios destruidos o dañados
El deslizamiento ocurrió el sábado después de varios días de lluvias fuertes en Atami, un balneario bordeado por montañas, a unos 100 km al suroeste de Tokio.
La avalancha de lodo, en varias olas, arrastró postes eléctricos, enterró vehículos y arrancó casas de sus cimientos, destruyendo o dañando un total de 130 edificios.
Tres días después de la catástrofe, Atami presentaba un espectáculo de desolación, con casas derruidas, vehículos volcados y calles intransitables.
Imágenes filmadas por helicópteros mostraban un río de lodo y rocas de unos dos kilómetros de largo que descendía hasta el mar.
Unos 1.100 socorristas retomaron las búsquedas la mañana del martes, intentando abrirse camino entre los escombros cubiertos de barro.
Gran parte de Japón se encuentra actualmente en plena temporada de lluvias, que suele provocar inundaciones y deslizamientos de tierra.
Según los científicos, el fenómeno se ve agravado por el cambio climático, ya que una atmósfera más cálida retiene más agua y aumenta el riesgo y la intensidad de las precipitaciones.
Con información de AFP.