El deshielo implacable de la Antártida occidental es un fenómeno a temer, según un reciente estudio publicado en Nature Climate Change. La investigación, liderada por la doctora Kaitlin Naughten, del British Antarctic Survey, revela que el derretimiento del hielo en esta región es inevitable en lo que queda del siglo, independientemente de los esfuerzos para reducir las emisiones de carbono.
Este derretimiento no solo amenaza con elevar los océanos en hasta 5 metros si la capa de hielo de la Antártida occidental desapareciera por completo, sino que también pone en peligro a las ciudades costeras en todo el mundo. El estudio señala que los esfuerzos por cumplir con los objetivos del Acuerdo de París no han frenado la aceleración del derretimiento de las plataformas de hielo flotantes en el mar de Amundsen.
En este siglo, este ritmo es tres veces más rápido que en el anterior. La consecuencia directa de la pérdida de estas plataformas de hielo flotantes es que las masivas capas de hielo en tierra se deslizan más rápidamente hacia el océano. Este impacto se extiende a las ciudades costeras, donde residen millones de personas, desde metrópolis como Nueva York, hasta Mumbai y Shanghái, y más del tercio de la población mundial vive a menos de 100 kilómetros de la costa.
El aumento del nivel del mar se perfila como una amenaza preeminente, resultado tanto del derretimiento de glaciares como de la expansión térmica del agua del mar. Sin embargo, la gran incógnita reside en la Antártida, una región en gran parte inexplorada que complica nuestros esfuerzos de adaptación, dado que aún no comprendemos con precisión lo que nos depara en esta área crucial.
La doctora Naughten expresó su preocupación por la posibilidad de haber perdido el control del derretimiento de la plataforma de hielo en la Antártida occidental a lo largo del siglo XXI. Aunque la situación es peligrosa, subrayó que no debemos renunciar a la acción climática, ya que nuestras acciones pueden marcar la diferencia en el futuro. Incluso si los resultados no se vieran en esta generación.
Científicos como el doctor Taimoor Sohail, de la Universidad de Nueva Gales del Sur, y el doctor Tiago Segabinazzi Dotto, del Centro Nacional de Oceanografía del Reino Unido, coinciden en que el colapso de la capa de hielo en la Antártida occidental es un punto de inflexión preocupante en el cambio climático. Si bien es incierto el ritmo de este colapso, es evidente que se han superado ciertos límites críticos.
La investigación, basada en un modelo informático de alta resolución del mar de Amundsen, proporciona la evaluación más completa del calentamiento en la región hasta la fecha. La conclusión inquebrantable es que las mayores tasas de derretimiento en el siglo XXI son inevitables, sin importar el escenario de recorte de emisiones.
El estudio también aborda la importancia de la variabilidad climática natural en la Antártida occidental, que complica las diferencias en el derretimiento entre los diversos escenarios de reducción de emisiones.
Naughten señala que ya enfrentamos una crisis de refugiados en el mundo, y el aumento del nivel del mar solo empeorará la situación, lo que plantea interrogantes sobre cómo abordar el desplazamiento de millones, o posiblemente miles de millones de personas, dependiendo del grado del aumento del nivel del mar.
Por último, el docente Alberto Naveira Garabato, de la Universidad de Southampton, acota que esta investigación debe hacernos reflexionar sobre la importancia de aprender de nuestra inacción pasada. Aunque el panorama es desafiante, aún hay una oportunidad para salvar la capa de hielo de la Antártida occidental, que contiene aproximadamente diez veces más metros de aumento del nivel del mar.