Las tropas ucranianas liberaron este viernes 11 de noviembre la ciudad de Jersón, en el sur de Ucrania, y reivindicaron una “importante victoria” ante Rusia, que retiró sus fuerzas de la única capital regional que habían conseguido tomar en casi nueve meses de combates.
“¡Hoy es un día histórico!”, declaró el presidente ucraniano Volodímir Zelenski. Jersón es “nuestra”, proclamó, precisando que el Ejército se encontraba en la periferia de la ciudad, aunque las “unidades especiales” ya habían entrado en la urbe. El Ministerio de Defensa había anunciado previamente que Jersón había vuelto “bajo control de Ucrania”.
No obstante, de acuerdo con el DailyMail, antes de huir de Jersón, vestidas de civiles, las tropas rusas destruyeron una represa clave en Ucrania, pues se trata de Nova Kakhovka, ubicada en el río Dnipro.
Algunas cámaras de seguridad del sector captaron el momento en que el Ejército ruso hizo volar la represa hidroeléctrica, pero no hay claridad de si la acción fue en venganza por su retirada o fue un movimiento táctico, pues la represa cuenta con una autopista y un ferrocarril sobre el río Dnipro hacia la región de Jersón.
Así mismo, denuncian que los soldados rusos son los responsables de destruir el puente Antonovsky, otro punto de cruce principal sobre el río Dnipro hacia la región de Jersón.
Tras la retoma de la segunda ciudad más importante de Ucrania, la Casa Blanca exaltó este sábado 12 de noviembre lo que consideró una “victoria extraordinaria” de Ucrania al recapturar la ciudad de Jersón de la ocupación rusa.
“Parece que los ucranianos acaban de obtener una victoria extraordinaria donde la única capital regional que Rusia había tomado en esta guerra está nuevamente bajo bandera ucraniana”, declaró el asesor de seguridad nacional estadounidense, Jake Sullivan, poco antes de llegar a Camboya para una cumbre de países del sudeste asiático.
La importancia de esta toma radica en que Jersón fue la única ciudad importante que ha logrado tomar Rusia, lo que le permitió, de acuerdo con la BBC, un acceso terrestre desde el territorio continental hasta la península de Crimea, facilitando el acceso a Odesa y Nikolaiev, aislando así a su rival del mar Negro.
Putin había prometido defender “por todos los medios” esas regiones y amenazó entre líneas con recurrir al arma nuclear. Pero ante la contraofensiva ucraniana lanzada a finales del verano boreal, el Ejército ruso anunció el miércoles 9 de noviembre que abandonaba la parte norte de la región, incluida su capital homónima, para consolidar posiciones en la margen opuesta del río Dniéper, una barrera natural.
“Más de 30.000 militares rusos y cerca de 5.000 piezas de armamento y vehículos militares fueron retirados” de la margen occidental del Dniéper, indicó el viernes 11 de noviembre el Ministerio de Defensa ruso.
“Respuesta cínica”
Pese a estos repliegues, Rusia ha seguido bombardeando otras regiones de Ucrania. Los ataques de las últimas semanas destruyeron gran parte de la infraestructura energética del país, privando de luz a varias regiones.
El jueves 10, al menos siete personas murieron en un ataque con misiles contra un edificio residencial en Mykolaiv (sur), informaron este viernes las autoridades regionales.
Una periodista de la AFP vio el edificio destruido y a socorristas buscando víctimas bajo los escombros.
Zelenski denunció “una respuesta cínica del Estado terrorista [ruso] a nuestros éxitos en el frente”. El jefe de la administración regional, Vitali Kim, anunció el viernes por la noche que la región de Mykolaiv quedó “enteramente liberada”.
En el frente oriental también prosiguen los combates, especialmente en Bajmut, una ciudad que Moscú intenta conquistar desde hace meses, con apoyo del grupo paramilitar Wagner.
*Con información de la AFP.
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