El principal asesor de la Casa Blanca durante la pandemia del virus de la covid-19, Anthony Fauci, quien se destaca por ser uno de los epidemiólogos más conocidos y el director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (NIAID), está en el centro de la polémica, puesto que se le acusa de maltrato animal.

Según las acusaciones, habría experimentado de forma cruel, lo que incluye tortura y muerte, con cachorros de perro, mientras lideraba el NIAID, cuando utilizó 1,68 millones de dólares aportados por los contribuyentes.

Al respecto, se han pronunciado organizaciones como People for the Ethical Treatment of Animals (PETA), la cual solicitó que Fauci renuncie a su actual puesto después de que estas prácticas hayan sido documentadas por The White Coat Waste Project.

De igual manera, la representante Nancy Mace escribió una carta firmada por 23 colegas: “Según documentos obtenidos a través de una solicitud de la Ley de Libertad de Información por parte del grupo de vigilancia de contribuyentes White Coat Waste Project y la cobertura de los medios de comunicación posterior desde octubre de 2018 hasta febrero de 2019, el NIAID gastó 1,68 millones de dólares en fondos de los contribuyentes en pruebas de drogas que involucraron a 44 cachorros beagle”.

“Las pruebas encargadas consisten en inyectar y alimentar a los cachorros con una droga experimental durante varias semanas, antes de matarlos y diseccionarlos”, agregó la carta.

¿El médico que todos los estadounidenses adoran?

Los estadounidenses, aturdidos en medio de las mentiras del entonces presidente Donald Trump, se acostumbraron a creerle en el tema de la pandemia a un médico que muy pocos conocían para entonces: un científico neoyorquino, setentón para esa época como el magnate, que aparecía a su lado en las ruedas de prensa en la Casa Blanca.

Se llama Anthony Fauci y dirige el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos desde hace 36 años. Médico de la Universidad de Cornell e hijo de un farmaceuta de origen italiano, tiene títulos honoríficos de 45 universidades del mundo, recibió casi todas las condecoraciones posibles en su área y alcanzó en 2008 la mayor distinción presidencial de su país: la Medalla de la Libertad.

Lleva medio siglo al servicio del Gobierno estadounidense y tiene el raro récord de haber asesorado a seis presidentes, prácticamente a cada uno por una epidemia distinta. Empezó con Ronald Reagan cuando explotó el sida y siguió con George H. W. Bush, quien lo reconoció como “su gran héroe” precisamente por su lucha contra el VIH. Luego, en la era de Bill Clinton, lidió con el virus del Nilo; con George W. Bush, contra la amenaza del SARS, y con Obama, frente a la gripa porcina.

No obstante, ninguno de estos retos le dio tanta exposición mediática a Fauci como el coronavirus. Fue él quien advirtió a sus compatriotas que la pandemia se llevaría hasta 200.000 de ellos, y que –contra el deseo de Trump– tenían que resguardarse el máximo tiempo posible para evitar que murieran muchos más.

Su cara de abuelo atlético comenzó a aparecer en camisetas que dicen “En Fauci confiamos”, en tazas de café con la leyenda “Mantén la calma y lávate las manos”, en calcetines y en velas. Así mismo, alguien inventó un videojuego denominado La venganza de Fauci.

Entonces, se convirtió en un inesperado héroe estadounidense omnipresente. Aparecía en carne y hueso en Snapchat contestando preguntas de una estrella del baloncesto, pintado en el centro de las donas Delite de Rochester en Nueva York. Nick Semeraro, dueño de la fábrica, justificó el homenaje diciendo que nunca había visto a un tipo tan admirado por tanta gente. Para él, Fauci era “la voz tranquila y fría en medio del caos”.

¿Y ahora con el que ya se empieza a conocer como el escándalo ‘Beagle Gate’?