Las cámaras y los micrófonos se van con Bolsonaro y poco apuntan hacia su vicepresidente, Antonio Mourao. El exgeneral del ejército brasileño tiene 65 años y ganó notoriedad en círculos políticos con su férrea defensa de la dictadura militar que gobernó a Brasil entre 1964 y 1985. Los periódicos imprimieron su nombre en diversas páginas cuando en 2017, durante un evento organizado por una logia masónica, advirtió que si las instituciones no “solucionan el problema político de Brasil, los militares tendremos que imponer eso”. Esa posición se entiende si se tiene en cuenta que Moura, al igual que Bolsonaro, idolatra al coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, reconocido por la justicia brasileña como uno de los torturadores más feroces de la dictadura.   Puede leer: Sufre la selva: ¿Por qué el triunfo de Bolsonaro es una mala noticia? Moura nunca disimuló su apoyo a Bolsonaro, pero siempre descartó ocupar algún cargo público hasta que en mayo se afilió al Partido Renovador Trabalhista Brasileiro (PRTB). Tuvo que esperar hasta agosto de este año para que Bolsonaro lo eligiera como su ‘vice’ entre una lista de cuatro candidatos. A pesar de que Moura no sumaba algo valioso a la campaña en el corto plazo: el exmilitar no contaba con base electoral ni experiencia política; en la apuesta larga, el PRTB se aseguraba un vicepresidente de la misma línea de Bolsonaro, en caso de que este último terminara destituido. Mourao nació en Porto Alegre, en el sur de Brasil. Sus padres son originarios de la Amazonia, de ahí las raíces indígenas del exgeneral. A Mourao poco le importa que su aspecto físico sea indígena, igual se regodea afirmando que Brasil está lastrado por una herencia producto de "la indolencia de los indígenas y del espíritu taimado de los africanos". Mientras que Bolsonaro en algún momento quiso poner artefactos explosivos en su división militar para protestar por los bajos salarios del Ejército, el general Mourao tuvo una carrera más exitosa y sin hechos de ese calibre. Fungió como instructor de Agujas Negras, la misma academia militar a la que asistió Bolsonaro. Llegó a ser agregado militar de Brasil en Venezuela y participó en la misión de paz en Angola. También puede ver: Quién es Jair Bolsonaro Hijo de un general y de una profesora universitaria, Mourao contó en septiembre en una entrevista con Folha de San Paulo que era un hombre sereno, acostumbrado a ir a misa los domingos y aficionado a la lectura. Está casado con una mujer más joven y tiene dos hijos de su primera esposa, ya fallecida. La normalidad de su vida personal y familiar contrasta con lo extremo que es su discurso. Es tan descabellado que ha llegado a incomodar hasta al propio Bolsonaro. Por ejemplo en septiembre, dijo que las familias sin padre eran “fábricas de elementos desajustados que tienden a ingresar en las bandas de narcos”. Sin pensar en el costo político de sus afirmaciones, también dijo que era enemigo acérrimo del pago extra de fin de año para los trabajadores y que Brasil podría necesitar una nueva Constitución que “no necesariamente sería elaborada por representantes del pueblo”. En cada ocasión Bolsonaro lo desautorizó y sembró una buena cantidad de interrogantes sobre la relación entre ambos. Por eso hace poco, durante una entrevista previa a las elecciones, Mourao dijo verse como “un asesor calificado del presidente. No seremos dos figuras distantes como ya ocurrió". Aunque sabe que frente a Bolsonaro es solo un subordinado más, aclaró que tiene opiniones propias y que no es simplemente un “vicepresidente sin cabeza”. Le recomendamos: Así es Jair Bolsonaro el nuevo presidente de Brasil  *Con información de AFP