La perspectiva de la entrada de Suecia en la OTAN parece encaminarse hacia una espera prolongada, probablemente hasta principios de 2024, según información proporcionada por fuentes parlamentarias este jueves a AFP. Este proceso se verá sometido a la validación por parte de los diputados turcos, quienes están programados para regresar al Parlamento el 15 de enero y desempeñar un papel crucial en el veredicto final sobre este asunto.
La peculiaridad de la situación radica en que Turquía, junto con Hungría, se posiciona como el último miembro de la Alianza Atlántica que aún no ha ratificado la entrada de Suecia. La demora en este proceso se ha visto agravada por las múltiples exigencias y pretextos presentados por Turquía, lo que ha añadido un elemento de complejidad y prolongación en las negociaciones.
El martes, la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento turco aprobó el protocolo de adhesión de Suecia a la OTAN, pero este debe todavía pasar por el plenario de la cámara y obtener mayoría. Si ocurre así, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, podrá estampar su forma y cerrar el proceso, lo que pondrá fin a una saga de 19 meses.
Por el momento, el Parlamento turco está de vacaciones desde el miércoles por la noche y hasta el 15 de enero, según comentó a AFP una fuente parlamentaria. En teoría, el partido de Erdogan puede convocar una sesión especial de aquí a entonces para abordar la cuestión, pero parece improbable y todo apunta a que la votación tendrá lugar a partir de Año Nuevo.
Estocolmo presentó su candidatura poco después del inicio de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, al mismo tiempo que la vecina Finlandia, que sí fue admitida el pasado abril.
Durante este período de tensiones, Turquía ha formulado acusaciones directas contra Suecia, señalándola como supuesto refugio de militantes vinculados a movimientos kurdos que Ankara cataloga como “terroristas”. Este señalamiento provocó una respuesta estratégica por parte de Suecia, que, ante la intensificación de la presión turca, accedió a fortalecer su legislación antiterrorista como medida para gestionar la situación y abordar las preocupaciones planteadas por Turquía.
En un giro de acontecimientos significativos, el presidente turco, Erdogan, levantó inicialmente sus reservas respecto a la candidatura sueca durante la cumbre de la OTAN celebrada en julio en Lituania. Sin embargo, a pesar de este aparente gesto, Erdogan ha mantenido una presión constante sobre Estados Unidos en cuanto a la relación entre Turquía y Suecia.
Ankara quiere entrar en el programa de compra de cazas F-16 norteamericanos para modernizar su flota aérea. El gobierno de Joe Biden no es hostil a esta operación, pero la venta se ha visto de momento bloqueada por el Congreso de Estados Unidos por razones políticas, entre ellas las tensiones recientes con Grecia, otro miembro de la OTAN.
La intensidad de las gestiones diplomáticas entre Turquía y Estados Unidos ha tomado un protagonismo destacado, según reveló una fuente diplomática en Ankara. En este contexto, el canciller turco, Hakan Fidan, llevó a cabo una importante reunión el miércoles con el secretario del Estado norteamericano, Antony Blinken, quien solicitó expresamente dicho encuentro.
La fuente diplomática proporcionó detalles esenciales sobre la reunión, subrayando que el Canciller Fidan hizo hincapié en la necesidad imperante de la entrega de aviones que ha sido motivo de conversación. En este sentido, destacó que Ankara espera de la administración norteamericana y del Congreso una actuación acorde al espíritu de la alianza existente y, especialmente, el respeto a los compromisos previamente adquiridos.
*Con información de AFP.